Víctor Maspons, alumno de filosofía y derecho de la Universidad de Navarra nos brinda una reflexión sobre el arte político a través de Gorgias, un diálogo de Platón. Afirma que necesitamos una mejor comprensión del servicio político y para ello introduce dos preguntas: ¿Agradar al pueblo o educarlo en la virtud? ¿Vivir la democracia o caer en la demagogia?
Agradar o educar. Para Platón, el objeto de la política es el «bien del alma» de los ciudadanos. Un filósofo para el cual el bien es la virtud. Virtud corresponde al latín virtus, cuya raíz vir se vincula con la fuerza y valentía. La conducta virtuosa para los griegos era denominada areté, propia de un comportamiento ético o excelente.
En este sentido, el objeto de la política es hacer a los ciudadanos mejores personas. Hacerlos más justos. Procurar que arraigue en ellos la fortaleza de la virtud, no la debilidad del vicio. Platón consideraba a Sócrates el único ciudadano que se dedicaba al arte de la política porque no buscaba agradar sino hacer el mayor bien posible. Eso le causó la muerte. Terminó asesinado a pesar de haber tenido una vida digna y coherente. Quería despertar la justicia y las demás virtudes en el corazón de sus ciudadanos.
Democracia o demagogia. Señala Maspons que la retórica era una habilidad que Platón despreciaba. La consideraba una mera destreza para producir agrado. No se preocupaba por lo que era justo o injusto. Veía en los sofistas aduladores, no verdaderos maestros de la virtud. Algunos políticos atenienses buscaban obtener su apoyo mediante un discurso con el fin de deleitar, conmover o persuadir. Un discurso que les diera mayor popularidad. Sus decisiones no se basaban en el bien de la nación o de sus ciudadanos. Eran los populistas y con ellos la democracia se había convertido en demagogia.
Ley y justicia. El político por medio de la legislación debe inculcar en los ciudadanos virtudes básicas. Maspons refiriéndose a la ley, menciona que tiene un carácter moral. No puede ser neutra ni amoral. El Código Penal lo ratifica. Un asesinato es un acto que atenta contra el orden social y la justicia. «La ley debe preocuparse por lo justo, por el ius. La justicia es el objeto del Derecho. Debe garantizar que, en el ejercicio del Derecho, se pueda otorgar a cada uno lo que le corresponde». Lo que le es debido.
Ejemplo y política. La palabra de un político ha perdido credibilidad y por ende la política. No es garantía que un político diga que es honesto. Debe demostrarlo. A eso se le llama coherencia. No necesitamos más discursos sobre justicia y honestidad. Necesitamos que aquello se encarne, que se haga vida en quienes las predican. La política debe servir a la nación, preocuparse por los ciudadanos, no perjudicarles. «Aquellas personas honestas que creen que tienen vocación para la política, que no tengan miedo: que se lancen. Solo gracias a la gente que busque de verdad lo justo, la situación puede cambiar y el futuro ser más esperanzador», concluye Maspons. La política es un arte, el arte de ser justo.
La autora es administradora de negocios.
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