Una investigación exitosa liderada por Hao Yan y Baoquan Ding en la Universidad de Arizona desde el 2015 se puede considerar un enorme paso en tratamientos con nanosensores y nanorrobots.
El nanorrobot es un rectángulo de 90 por 60 nanómetros y carga la enzima llamada trombina, un tipo de bomba diseñada para detener el flujo de sangre hacia el tumor y crear una obstrucción. Es un buen ejemplo de dos tecnologías que se unen para liberar al mundo de un flagelo que se cobra millones de vidas.
En Costa Rica, la nanotecnología revolucionará los tratamientos, pues es posible programar al nanorrobot para que reconozca células cancerosas en cualquier tipo de tumor.
Para liderar la búsqueda de la cura contra el cáncer o la forma más eficaz de combatirlo, contamos con tres científicas con amplísimos conocimientos en nanotecnología: Mónica Morales Masís, Kumara Cordero Edwards y Marcela Hernández Jiménez, egresadas de la Universidad de Costa Rica.
Al proyecto se sumaría el Instituto Tecnológico de Costa Rica, cuya carrera de Nanotecnología cumple más de una década de preparar especialistas en este campo.
Adaptar la educación a la industria médica es urgente, ya que la sociedad marcha hacia un sistema fundamentado en tecnología que facilitará la creación de productos de gran utilidad para la salud.
La educación debe evolucionar para enseñar en las aulas todo lo relacionado con la nanotecnología, ya que esta es el presente de la medicina. Si no damos el salto educativo, estaremos nuevamente en la retaguardia científica, dependientes de los países del primer mundo en asuntos de salud y tratamientos médicos, como reveló la pandemia de covid-19.
Se requieren tres ingredientes para curar el cáncer mediante ciencia y tecnología: aumentar los fondos para investigación y desarrollo; reformar los programas de estudio de matemáticas, de forma que estos se concentren en las matemáticas de la inteligencia artificial, entre estas, álgebra lineal y probabilidad; y unificar, por medio de un proyecto de ley, los sistemas de educación en los colegios técnicos, el Instituto Nacional de Aprendizaje y la enseñanza universitaria, de manera que conformen el mismo currículo y los módulos de capacitación en nanotecnología.
La batalla contra el cáncer debe acoplar el sistema educativo con la investigación médica, lo cual es posible en una coyuntura como la que vive el mundo, puesto que la inteligencia artificial avanza a pasos agigantados y la matemática adquiere el mayor valor cultural que haya podido alcanzar una ciencia en toda la historia humana.
El autor es asesor de matemáticas en el MEP.