
En las Olimpíadas de Tokio el invitado de honor fue el profesor de Economía bangladesí galardonado con el Premio Nobel de la Paz en el 2006, Dr. Muhammad Yunus, creador del llamado banco de los pobres, que otorga microcréditos a los más necesitados y sin pedirles garantías.
En su breve discurso durante el acto inaugural de la olimpíada XXXII de los tiempos modernos, usó como analogía los tres anillos referidos a las palabras latinas «altius» (más alto), «citius» (más veloz) y «fortius» (más fuerte) e hizo énfasis en que cada uno también debiera representar cero contaminación, cero pobreza y cero desempleo.
Naturalmente, la mayoría estamos de acuerdo en la protección del ambiente y en cero contaminación. Desde el punto de vista social, la erradicación de la pobreza sigue siendo un anhelo humano, lo mismo que la realización de toda persona mediante el empleo e ingresos para un modo de vida digno. Sin embargo en contraste con su visión ideal, resulta que su país natal es de los más contaminados, con pobreza extrema y elevada tasa de desempleo.
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En otras palabras, coincido con su visión futura de un mundo mejor, pero es cierto que Bangladés es un mal ejemplo, agravado por las inundaciones de las torrenciales lluvias de los monzones y los ciclones estacionales.
El país, independizado de Pakistán en 1977, tiene una extensión de apenas tres veces la de Costa Rica (150.000 kilómetros cuadrados), pero una población de 175 millones de habitantes, es decir, 35 veces mayor que la nuestra y con alta tasa de natalidad. En solo una década, entre 1970 y 1980, la población aumentó en 40 millones de habitantes, antes de las campañas de control para limitar el desenfreno reproductivo.
En su discurso, el Dr. Yunus falló en no hacer mención de los cinco anillos entrelazados, que representan los cinco continentes, con los cinco colores de las banderas de los países competidores en la primera olimpíada de los tiempos modernos.
Los dos anillos faltantes en su discurso bien pudieron ser cero pérdida de biodiversidad y cero crecimiento poblacional. Es un hecho comprobado que esto último limita el espacio vital para muchas especies, que terminan extinguiéndose.
Todo conglomerado humano requiere un espacio mínimo para llevar a cabo el desarrollo económico y para la felicidad de su población. Fue un lástima que el Dr. Yunus perdiera la oportunidad de alertar al mundo sobre la ética biológica planetaria (cuarto aro) y el riesgo del estallido de la bomba poblacional en nuestra tierra (quinto aro).
El autor es médico.