Según la FAO, 868 millones de seres humanos en el mundo sufren subnutrición crónica, una cifra alarmante que no puede pasar desapercibida en pleno siglo XXI, donde los esfuerzos para reducir esa cifra a la mitad se han fijado para el 2015, según los objetivos de desarrollo del milenio. Solo en China hay aún 254 millones de personas, a pesar de los esfuerzos realizados, y en la India hay 217 millones de personas que sufren el hambre y la desnutrición.
La región latinoamericana, según el informe, duró 20 años para pasar de 65 millones a 49 millones de personas que no llenan su necesidad más básica como es la alimentación. Sin embargo, hay países que luchan por lograr erradicar el hambre en el 2015, pero lo que llama la atención, es que nuestro país, con la cantidad de programas de ayuda social y con un presupuesto multimillonario, que se destina anualmente, no ha sido efectivo, ni eficiente y eficaz para por lo menos reducir la pobreza extrema de alrededor de 800.000 seres humanos.
Esta situación imperante en el país desde hace muchos años, debe llamar a la reflexión, a replantearse los programas y las acciones con la finalidad de que tengan éxito a futuro, porque está demostrado que no están reduciendo la pobreza extrema. Para cualquier ser humano, es incomprensible esta situación y para un país como Costa Rica, es inaceptable que existan tantos seres humanos en esa condición.
Sin embrago, existen programas que se deben fortalecer y que deben trascender el Gobierno de turno, como el programa de becas a los estudiantes, porque es el mejor movilizador social; asimismo, la red del adulto mayor, para que más mujeres se puedan integrar a la fuerza laboral, así como la capacitación técnica, el fomento de la pequeña y mediana empresa por medio de la creación de cooperativas o asociaciones de personas, porque de esta manera pueden crecer más fácilmente y acceder al crédito.
El programa de los CEN-CINAI es sumamente exitoso y uno de los mejores programas a nivel latinoamericano, se debe invertir más en infraestructura para que llegue a más niños y niñas, inclusive involucrar más a la ciudadanía, las municipalidades y la empresa privada para que ayude a financiar más centros.
Los datos del censo nacional realizado por el INEC tienen información efectiva, real, veraz, acerca de la localización de esas personas, de su situación económica, su edad, la composición del grupo familiar, la escolaridad, etc., y es ahí donde se debe focalizar integralmente la ayuda gubernamental, con el objetivo de reducir la pobreza extrema.