Seguramente el lector se preguntará por qué aventurarse a dar una fecha tan precisa. No es tan difícil. Coincide con la promulgación de la Ley 4565, del 4 de mayo de 1970, conocida como ley de carrera docente.
En 1951 se estableció una comisión redactora del estatuto de servicio civil con la participación de varios ministros de Estado y la Asociación Nacional de Educadores (ANDE), único sindicato de educación en ese tiempo.
La ANDE se negó a suscribir el proyecto de 51 artículos que sería presentado a la Asamblea Legislativa por la comisión y que culminó, en mayo de 1953 por mandato constitucional, con la aprobación de la Ley 1581, con el nombre de Estatuto de Servicio Civil (ESC).
El sindicato docente pretendía una ley redactada a su medida, algo parecido a una convención colectiva, con 130 artículos adicionales, la cual logró que fuera aprobada 18 años después, la número 4565, el 4 de mayo de 1970, en el ocaso de la administración Trejos Fernández.
Esta ley, reglamentista y engorrosa, es la responsable de entorpecer la administración del magisterio nacional, así como el desarrollo educativo de primaria y secundaria, y dio lugar a una coadministración de los sindicatos.
Como resultado inmediato, el calendario escolar se redujo de manera significativa, y por diversos mecanismos evita que Costa Rica imparta completo el currículo educativo que el mismo Ministerio de Educación Pública (MEP) considera necesario, algo que solamente disfruta el 7% de los niños y adolescentes, más aquellos a quienes los recursos les permiten acceder al sistema privado.
Como el 93% de nuestros niños y adolescentes reciben una educación limitada, invito al lector a hacer el ejercicio y verá que una buena cantidad de los hijos de docentes de escuelas, colegios y universidades públicas, siempre y cuando los ingresos del núcleo familiar lo permitan, asisten a centros de enseñanza particulares.
Esto nos recuerda la experiencia acontecida en los suburbios de Chicago, en la década de los ochenta, que cuenta un joven Barack Obama, entonces organizador comunitario para una oenegé, en su libro autobiográfico Los sueños de mi padre, donde promueve la necesidad de aceptar el reto que supone la mejora de la educación pública y afirma que muy pocos de los educadores con los que habló en ese entonces enviaban a los hijos a colegios públicos. Los conocían demasiado bien para condenarlos a ello.
Dentro de todo lo malo, cabe resaltar además que tenemos el artículo 87, que entrega la totalidad de lo relacionado con la selección de personal docente a jurados asesores, conformados mayoritariamente por sindicalistas del ámbito educativo y un delegado de la Universidad de Costa Rica que históricamente se ha plegado a los primeros.
Se llaman “asesores”, pero lo cierto es que todo mecanismo de selección se decide por votos, por ende, no son asesores, sino ejecutores. Esto ocasiona que hasta hoy el sistema selectivo docente sea absolutamente retrógrado y sus instrumentos, propios de la primera mitad del siglo XX.
Una ley reciente que instaura una prueba teórica es un paso en la dirección correcta, pero siempre de manera tangencial porque el poder sigue estando en manos de esos jurados.
Lo más grave es la existencia del nefasto artículo 100, cuyo mecanismo facilita el nombramiento de miles de educadores sin requisitos y que, sin decirlo taxativamente, contribuye a que los concursos se conviertan en letra muerta. El artículo 100 crea mecanismos para que más del 50% de los educadores sean interinos.
Ambos aparecían originalmente entre los suprimidos en la nueva Ley Marco de Empleo Público, pero lamentablemente los sindicatos consiguieron mantenerlos vigentes.
Escuchamos delirantes discursos sobre la necesidad de hacer reformas y modificaciones en el sistema educativo, los cuales gozan de muy buena prensa; sin embargo, habiendo pasado por donde asustan, afirmo de manera categórica que mientras no se toque la Ley 4565 ni se denuncie la tercera convención colectiva de trabajo acordada entre el MEP y los sindicatos, todo lo que se diga sobre mejorar la educación que obvie este problema no será más que una pose para la fotografía. Lean mañana por qué el jerarca del MEP reina, pero no gobierna.
El autor fue director del Servicio Civil.
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