El actual sistema de economía virtual determina la posición social del individuo en la sociedad del conocimiento según su nivel de productividad. Como consecuencia, se sobreentiende que alcanzar los mejores empleos dependerá de cuánto conocimiento matemático posea el individuo.
Los aprendizajes en computación y matemáticas permitirán el advenimiento de la educación futura: el sistema educativo que genera las condiciones que equiparen todos ante los retos laborales en un futuro caracterizado por producción automatizada y dinero digital.
La matemática, como asignatura presente en todos los planes de estudio, admite un aprendizaje para aquel estudiante que cuente con una serie de apoyos educativos, como los que brindarían los textos de calidad y las lecciones abundantes y, sobre todos ellos, la posibilidad de dedicar todo su tiempo y esfuerzo solamente a lo académico, en contraposición al estudiante que nace en un entorno caracterizado por las carencias académicas y la pobreza extrema.
Muchos niños y adolescentes deben aportar ingresos a sus familias, de manera que no todos poseen igual acceso a la educación, principalmente cuando esta tiene costos asociados que resultan imposibles para un entorno familiar que difícilmente garantiza la alimentación diaria.
Distintas visiones. Que la matemática es un conocimiento socialmente útil, es una verdad evidente; sin embargo, los beneficios que otorga este conocimiento se aprecian en forma distinta dependiendo del estrato social del que se hable.
El avance hacia la educación del futuro dependerá, también, de la visión del grupo social al que pertenece el estudiante, pues aquel cuyos padres perciban la matemática como un juego inútil de signos borrosos, considerará que esta materia no le aporta ventajas inmediatas a su calidad de vida.
Las matemáticas y la programación en lenguajes de quinta generación tienen enorme significación en la construcción de una sociedad informatizada. Es la comunicación de aquellas ideas que explican el funcionamiento de la naturaleza y la economía la principal razón práctica que da sentido a la educación matemática.
Una de las más valiosas propiedades de la matemática consiste en permitirle al individuo la capacidad de predecir el comportamiento de todo fenómeno al aplicarse un modelo validado por la experimentación estadística.
Se tiene, entonces, la necesidad de crear un nuevo sistema educativo que permita a la economía crear productos de gran valor que satisfagan necesidades humanas impostergables, entre ellos, la regeneración de órganos humanos mediante reprogramación celular como los logrados por Yamanaka en Japón; sistemas de inteligencia artificial que regulen los factores que determinan cosechas abundantes, como la temperatura y la química de los nutrientes aumentando la producción y abaratando los costos; la limpieza de la atmósfera y de los océanos mediante nanotecnología; el control del transporte urbano por medio de algoritmos de visión artificial; la producción de ambientes interactivos de realidad virtual que emulen la realidad física de un aula o una oficina, permitiendo el trabajo remoto y la escuela digital, lo que disminuiría el gasto de combustible de miles de estudiantes y trabajadores que viajan cotidianamente a sus escuelas y compañías.
En el trabajo. La misma estructura ocupacional en la administración pública y privada se verá enriquecida gracias a los sistemas de recursos humanos en la selección de personal, pues ubicarán a los más aptos funcionarios en los niveles organizacionales de mayor responsabilidad según evaluaciones psicométricas que califican con exactitud las aptitudes, de modo que dichos trabajadores requerirían una menor supervisión, logrando también los más óptimos resultados en el desempeño laboral.
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Las sociedades no industrializadas se relacionan con los productos de economías tecnológicas solamente como compradores y nunca como creadores. En un mercado mundial que efectúa el intercambio comercial basándose específicamente en el concepto de valor agregado, la posibilidad de mantener un empleo existirá en la medida en que resulte adecuada la relación entre el conocimiento matemático que imprima en la producción de un bien y la elasticidad de la demanda.
Esto significa que para un sistema de producción automatizado la participación humana dependerá de la innovación implícita en el bien producido, el cual depende, a su vez, del conocimiento matemático aplicado por las personas.
El autor es asesor de matemáticas del MEP.