El presidente, Rodrigo Chaves, se refirió al Sistema de Banca para el Desarrollo (SBD) con expresiones como estas: “Hasta que al fin el SBD va a cumplir con su misión”. “El SBD falló en la promesa de apoyar al sector productivo, especialmente al sector agropecuario”.
Chaves intenta congraciarse con un sector que le manifestó en las calles su disconformidad. Sin embargo, los datos los contradicen. Del 2014 al 2022, las colocaciones anuales del SBD pasaron de ¢48.000 millones a ¢398.000 millones. Desde su creación y hasta el 31 de diciembre del 2022, el SBD otorgó ¢2,1 billones a la producción nacional. De ese monto, la mitad fue al sector agropecuario. Estos créditos se distribuyeron entre 614.765 operaciones; el 80 %, al agro.
Según el BCCR, unas 140.000 unidades productivas existen en el país. El SBD atendió desde su creación a más de 69.000 beneficiarios, lo que significa que 1 de cada 2 unidades, aproximadamente, en algún momento tuvo acceso a los recursos del SBD. Además, de los 64.103 clientes registrados en el SBD, 23.426 nunca habían tenido acceso a un crédito formal, lo que representa una inclusión crediticia del 37 %. El 43 % de esta inclusión corresponde a financiamientos para el sector agrícola.
El ministro de Agricultura anunció la firma de un decreto para que la mayoría del crédito se otorgue fuera de la Gran Área Metropolitana. Lo que no dice es que, sin necesidad de decreto, esto ya ocurre: el SBD otorgó al sector agrícola más de ¢1 billón en 505.000 operaciones de crédito.
Más de la mitad se colocó en las regiones fuera del Valle Central y en las zonas rurales, donde está el agro. Sin embargo, al omitir este dato, deja la impresión de que antes la mayoría del crédito se quedaba en la GAM.
Fue justamente en el 2022, ya durante la administración Chaves Robles, que la colocación de fondos del SBD fue porcentualmente la menor fuera de la GAM. Pero ahora están preocupadísimos por el sector agropecuario e inventan un decreto para hacer lo que ya se hacía antes de su administración.
Continuando con la venta de humo, dicen que mejorarán las condiciones para que, por medio de los entes no regulados, que no sean bancos, lleguen los fondos del SBD a los productores agropecuarios. Esto ya se hace también. Cerca del 31 % de las colocaciones del SBD las llevan a cabo entes no regulados (cooperativas, microfinancieras y otros), y de esta cantidad el 93 % fue al sector agropecuario.
También se menciona que, con el nuevo reglamento, se financiarán adelantos de cosecha de café para las cooperativas. Bueno, esto también se hace, no por medio del SBD, debido a que por disposición de la Ley 8634 el SBD únicamente puede otorgar financiamiento como máximo a unidades productivas que califiquen de mediana empresa. Por ello, este tipo de financiamiento se efectúa por medio del Infocoop, organismo especializado en apoyar al sector cooperativo. El Infocoop acepta como garantía los contratos de compraventa de café supervisados por el Icafé. Nada nuevo en el decreto, hasta ahora.
Luego, el ministro de Economía dice que el decreto busca financiar a quienes tengan ideas innovadoras para mejorar su productividad o capacidad empresarial. También ya se hace. El SBD financia negocios incipientes innovadores (startups), incluso aporta capital semilla y capital de riesgo a programas de promoción del emprendimiento vinculados a las universidades, Procomer y otros entes. Venir a plantearlo como algo nuevo dentro de las actividades del SBD es una muestra de desconocimiento.
Lo que sí es nuevo en el decreto es el intento de cambiar por reglamento asuntos que solo es posible mediante una ley. El presidente descalifica —llamando burócratas— a quienes no agachan la cabeza y le advierten sobre aparentes ilegalidades. Interesante, viniendo de quien juró defender la legalidad del país.
El autor es expresidente del Consejo Rector del Sistema de Banca para el Desarrollo.