Editorial

‘La entrevista’

La ejecución de su tío y mentor dejó en Jong Un, el joven déspota norcoreano, una sensación exagerada de su poder

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Hace ya casi un año que el dictador de Corea del Norte, Kim Jong Un, presidió la ejecución de su tío, tutor y cercano consejero, Jang Song Thaek, condenado a la pena de muerte por un tribunal en Pyongyang, la capital. El pariente, considerado el segundo en la jerarquía política, presuntamente organizó fiestas privadas con el fin de promover un golpe de Estado para autoinstalarse en el trono que otrora ocupó su cuñado Kim Jong Il, padre del actual jefe absoluto.








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