Editorial

Editorial: La última máscara de Ortega

El FSLN aprobó una reforma legal e integró un Consejo Supremo Electoral que le garantizan total control.

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En el juego de máscaras electorales que ha venido desarrollando durante años, Daniel Ortega se quitó la última el jueves 6 de mayo, y trajo a plena luz lo que ya parecía inexorable. Ese día la aplanadora sandinista en la Asamblea Nacional de Nicaragua, junto con sus partidos aliados o «zancudos», aprobó una reforma legal e integró un Consejo Supremo Electoral (CSE) a su medida. De este modo, borró la posibilidad de una verdadera competencia en los comicios generales que tendrán lugar el 7 de noviembre y garantizó que, ante cualquier reclamo de la oposición, los magistrados que decidirán al respecto tendrán como guía los intereses de la familia y partido gobernantes, no los de la democracia.








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