El respeto a la dignidad humana no admite discriminación, y ahora le toca el turno a los pacientes con trastornos psiquiátricas en conflicto con la ley.
Ya está debidamente entregado a la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) el Centro de Atención para Personas con Enfermedades Mentales en Conflicto con la Ley (Capemcol), con todo su equipamiento para el diagnóstico, la atención y la rehabilitación de quienes delinquieron sin darse cuenta de la consecuencia de sus actos y fueron puestos por orden judicial en internamiento para atenderlos.
Falta únicamente la construcción de un muro externo —que facilitará el control y evitará fugas— para que el presidente de la República y el de la Corte Suprema de Justicia, el ministro de Justicia y el presidente de la CCSS anuncien —por todo lo alto— el traslado de las personas de las infrahumanas bodegas, donde se encuentran (y han sido objeto de intervenciones del Ministerio de Salud), al centro especializado construido en la finca de la CCSS, donde está ubicado también el Hospital Nacional Psiquiátrico.
Los diputados pedían en el 2009 al gobierno actuar con la celeridad requerida para convocar el proyecto a fin de crear por ley un hospital psiquiátrico penitenciario (expediente 16296), presentado por los diputados Alexánder Mora y Ana Helena Chacón (La Nación, 28/3/2009). Debieron pasar muchos años, pero, cuando menos, está construido y solamente está pendiente fijar la fecha del traslado.
Hito en salud. El cumplimiento —una década después— de la sentencia 12189-2010 de la Sala Constitucional, que ordenó la construcción de un lugar especializado que facilitara separar a los pacientes psiquiátricos de quienes, por una enfermedad mental habían delinquido, marcará un hito en materia de derechos humanos fundamentales.
Las enfermedades psiquiátricas son tan complejas que, en algunos casos, significan la pérdida de la capacidad para entender lo actuado y las consecuencias de ello.
Técnicamente se llama capacidad cognitiva y volitiva. Cuando esto ocurre, se delinque sin tener consciencia de ello y las normas jurídicas hacen que los delitos les sean «inimputables».
Así, el juez ordena el internamiento hospitalario como medida judicial. No importa qué delito se cometa, no van a la cárcel, sino que deben ser atendidos por su enfermedad mental. ¿Cuánto dura el proceso de atención psiquiátrica? Lo necesario; no hay plazos para eso.
El Capemcol, entonces, no es una cárcel, sino un centro médico de atención, diagnóstico y rehabilitación de pacientes «en conflicto con la ley».
Clínica especializada. Construido como una clínica altamente especializada en psiquiatría para la población de riesgo, garantiza que las personas no se hagan daño (los cuartos no poseen enchufes eléctricos y las paredes son indestructibles con un golpe fuerte, por ejemplo); además, evita la fuga y permite el aislamiento.
Las camas también son especiales. Por eso, las instalaciones no pueden tener otro uso, la construcción es sumamente especializada, únicamente para enfermos mentales en esta condición.
Trasladar a los que hoy se encuentran en viejas bodegas sin condiciones óptimas a un centro de salud de primer nivel, construido y diseñado específicamente para las necesidades de esta población, es motivo de orgullo para la seguridad social y las instituciones de justicia.
La atención especializada integral debe permitir que el paciente se estabilice. Las nuevas instalaciones del Capemcol facilitarán el trabajo médico en condiciones dignas para los tratados en ellas.
Cada nación tiene su historia. Los centros psiquiátricos penitenciarios surgieron en la Bastilla, prisión que también fue utilizada como «asilo de seguridad para locos criminales» hasta su demolición pocos días después del 14 de julio de 1789.
Costa Rica está por inaugurar un centro especializado digno de un país que día tras día se afianza como referente en materia de derechos humanos.
La autora es especialista en salud pública.