Quebec es líder mundial en participación de las mujeres en la actividad económica. Lo interesante es que la decisión fue tomada después de un reñido referendo independentista celebrado en 1995 que, por el estrecho margen del 50,58 %, determinó la permanencia como provincia de Canadá.
En 1996, teniendo un 12 % de desempleo, presión de Standard & Poor’s para que bajara el gasto público a fin de no perder la calificación de riesgo, producto de su alto déficit fiscal, el gobierno invitó al sector productivo a proponer iniciativas generadoras de más empleo. Una de ellas fue la creación de un programa de subsidios para el cuidado de menores con tres objetivos en mente: facilitar la incorporación de las madres de niños pequeños a la fuerza laboral, incrementar el desarrollo y las habilidades sociales de los menores de edad y aumentar los ingresos del gobierno mediante impuestos.
El estudio Statistics Canada Paper, llevado a cabo en el 2018 por Melissa Moyser y Anne Milan, mostró resultados asombrosos. En comparación con Ontario, durante el periodo 1996-2016, la participación de las mujeres quebequenses alcanzó un 81 %, mientras en Ontario llegó al 75 %. Otro asunto positivo, en Quebec las mujeres tienen más niños, factor relevante dado el envejecimiento de la población producto de bajas tasas de fertilidad.
De acuerdo con economistas, el subsidio estatal ha logrado compensarse a costo cero con el ingreso en impuestos y la baja en el uso de otros programas sociales. El programa no está libre de críticas: algunos cuestionan el costo cero, que existen filas y que la calidad de los proveedores es desigual. Costa Rica atraviesa en el 2020 una situación muy similar a la de Quebec en 1996. Elevado desempleo que tiene además rostro de mujer, baja tasa de participación de las mujeres (50,8 %) y la necesidad de ampliar la base de contribuyentes para el fisco y los regímenes de salud y pensiones.
El modelo de Quebec abriría en nuestro país las puertas a 400.000 mujeres en edad reproductiva, hoy fuera del mercado laboral, y si ese dato no fuera suficiente, la Unicef señala cómo los primeros mil días en la vida de un niño son irrepetibles y cómo las personas que han recibido educación temprana perciben un 25 % más de salario en la adultez.
La autora es politóloga.