El movimiento #Metoo celebró la condena del magnate mediático Harvey Weinstein, un fuerte mensaje con el cual se inicia el fin de la histórica impunidad de los agresores sexuales y se reivindica el derecho de las víctimas a que se les crea.
Es el triunfo judicial más visible de las denunciantes: las Silence Breakers, personaje del año de la revista Time en el 2017, a las que luego seguirían otras iniciativas como Time’s Up, la creación de un millonario fondo para ayuda legal a quienes no puedan pagarla. En la sensibilización sobre el problema, ha sido crucial la película El escándalo (Bombshell), basada en lo vivido por periodistas de Fox y cómo, a partir de su denuncia, cayeron el presentador Bill O’Reilly y la cabeza del medio Roger Ailes. Las palabras de Megan Kelly, una de las denunciantes, resultan tristes, pero reveladoras sobre el sentido de impotencia, al afirmar: “Siempre pensé que los cambios los vería mi hija, nunca soñé con vivirlos”.
El movimiento #Metoo es también la fuerza detrás de las multitudinarias marchas del 2017 en el Día Internacional de la Mujer (8 de marzo) y la movilización de un inusual número de candidatas, muchas de ellas elegidas, en las elecciones de medio periodo en el 2018. Sin embargo, en Estados Unidos, falta un largo camino, pues el porcentaje de congresistas en ambas cámaras es de tan solo un 23 %.
El #Metoo no ha estado ayuno de críticas. Una es que se ha concentrado en grandes personalidades. A eso las protagonistas responden que es un paso necesario para romper con la cultura de impunidad, si los “intocables” son responsabilizados, esto inspirará a otras a denunciar. Tampoco todo ha sido positivo, como lo revela el artículo “The #MeToo Backlash”, publicado en el Harvard Business Review (2019), donde se pone el foco en el retroceso o efecto bumerán producido por el movimiento.
En encuestas llevadas a cabo en el 2019, un 19 % de los hombres manifestaron que no contratará una mujer atractiva, un 21 % no contratará mujeres para puestos con alta intensidad de relaciones interpersonales (como viajar) y un 27 % optará por no tener reuniones con una mujer a solas. Sin duda, preocupante por sus implicaciones para el empleo y ascenso de las mujeres, y una regresión para iniciativas como el #HeforShe.
La autora es politóloga.