Según analistas internacionales, desde el 2010 la producción internacional se ha desacelerado y de ahí el crecimiento lento del comercio y de la inversión extranjera directa (IED).
La explicación parecen ser los cambios en el contexto internacional, entre ellos, el aumento de los costos laborales en lugares que alguna vez fueron baratos, la creciente incertidumbre global y un nuevo movimiento hacia el proteccionismo.
De acuerdo con un reciente estudio de la UNCTAD, las prácticas de deslocalización que alguna vez fueron comunes se están cuestionando y algunas empresas comienzan a reconsiderar sus decisiones de ubicación internacional para traer la producción, o parte de ella, de vuelta al país de origen (reshoring) o en sus proximidades (nearshoring).
Para los países en desarrollo, para los cuales la IED sigue siendo una fuente crucial de capital, el nearshoring podría representar una gran oportunidad.
Según el estudio, las condiciones para atraer el nearshoring y beneficiarse de él son complejas, ya que depende de la preparación (readiness) de cada país para aprovechar esta oportunidad y la evidencia empírica muestra que en América Latina y el Caribe (ALC) solo México lo está haciendo.
Por ello, empleando la información del estudio, me propongo discutir el grado de preparación de Costa Rica para acoger reubicaciones.
Como lo señala la literatura, son muchos los factores que contribuyen a determinar la ubicación y reubicación de actividades de las empresas multinacionales. Si bien algunos determinantes tradicionales (por ejemplo, costos) siguen siendo cruciales, otros están ganando importancia debido a los cambios tecnológicos y a las nuevas políticas y contextos geopolíticos.
De acuerdo con el estudio de la UNCTAD, el grado de preparación está determinado por factores tales como digitalización, logística, costos de producción, capital humano, sistemas de ciencia, tecnología, innovación, derechos de propiedad intelectual, riesgo, resiliencia y la flexibilidad y proximidad a los mercados.
Comparemos los valores obtenidos por Costa Rica en estas categorías con el promedio en América Latina y el Caribe (ALC), China y los EE. UU.:
Digitalización. De acuerdo con el índice de adopción digital, que tiene un rango entre 0 y 1 (1 es el valor más alto), Costa Rica tiene un valor de 0,66, el cual contrasta favorablemente con ALC (0,52) y China (0,59). No así con respecto a los EE. UU. (0,75). Además, en cuanto al porcentaje de personas que usan internet, Costa Rica muestra un valor de 81 % contra el 64 % en ALC y el 54 % en China, ligeramente inferior al de EE. UU. (un 87 %).
Logística y costos de producción. Según el índice de desempeño logístico, que tiene un rango entre 1 y 5, nuestro país muestra un valor de 2,8 versus ALC (2,7), China (3,6) y EE. UU. (3,9). Estamos en el promedio de la región, pero muy lejos de China y EE. UU. Así, esta es un área que demanda mejora.
Capital humano y sistemas de ciencia, tecnología e innovación. Costa Rica tiene tareas pendientes. En cuanto al índice de capital humano (valor entre 0 y 1), obtiene 0,63, si bien superior al promedio de la región (0,56), es inferior al valor para China (0,65) y EE. UU. (0,70). Además, en relación con el porcentaje de la población adulta con educación secundaria, nuestro país muestra un valor del 17,4 % versus un 24,5 % de ALC, China (un 13,5 %) y EE. UU. (un 44,6 %).
En cuanto a la inversión en investigación y desarrollo (I&D) como porcentaje de la producción, Costa Rica muestra un valor del 0,42, claramente inferior al promedio regional (0,67) y muy lejos de China (2,19) y EE. UU. (2,84).
Algo similar nos sucede cuando nos comparamos según el número de investigadores por millón de habitantes. Tenemos un valor de 380 que contrasta con 515 como promedio en ALC, 1.307 en China y 4.412 en EE. UU. En síntesis, están claros los rezagos en capital humano, ciencia, tecnología e innovación.
Derechos de propiedad intelectual. Considerando un índice entre 0 y 10, Costa Rica obtiene un valor de 6,35, superior al promedio de la región (5) y al valor para China (6), pero mucho más bajo que el de EE. UU. (8,7).
Riesgo y capacidad de resiliencia. En resiliencia, los autores utilizan un índice que oscila entre 0 y 100. Este índice proporciona una indicación de la capacidad de las empresas para recuperarse después de eventos perturbadores y da una buena medida del atractivo del país.
El valor obtenido por Costa Rica es de 52,1; mucho mejor que el promedio para la región (38,5) y para China (47,9), pero inferior al de EE. UU. (90,3).
Flexibilidad y proximidad a los mercados. Los autores utilizan un índice de lejanía, entre 0 y 1. El índice mide este concepto de manera ampliada, ya que incluye, además de la proximidad geográfica, la capacidad de banda ancha, las capacidades logísticas y el tiempo necesario para el comercio transfronterizo.
Según este índice, nuestro país tiene una clara desventaja competitiva respecto de ALC, China y EE. UU. De hecho, el valor del índice para Costa Rica es 0,53 contra 0,52 para ALC, 0,48 para China y 0,41 para EE. UU.
Para avanzar en preparación y aprovechar el nearshoring, se requieren intervenciones gubernamentales estratégicas y políticas, y ejecución.
En lo estratégico, por ejemplo, es necesario reactivar el Consejo Nacional de Productividad y Competitividad (CNPC), lo cual se lograría de aprobarse el proyecto 22614; mejorar la rectoría de las políticas en ciencia, tecnología e innovación; y utilizar el enfoque de mesas ejecutivas para apoyar la colaboración público-privada y promover la coordinación público-pública.
En lo político sería conveniente promover la atracción de IED con énfasis en I&D y en centros internacionales de excelencia, así como impulsar fuertemente el desarrollo de clústeres; mejorar la capacidad de absorción de potenciales proveedores locales; fortalecer la red de incubadoras y aceleradoras; habilitar fondos para financiar emprendedores en el Sistema de Banca para el Desarrollo; y diseñar y ejecutar políticas de innovación con enfoque de demanda.
Con respecto a la ejecución se requiere incrementar los recursos para actividades de I+D y redefinir los criterios de asignación de estos recursos; desarrollar nuevos instrumentos para fomentar las actividades de innovación; fomentar el desarrollo del capital humano, especialmente en carreras STEM; avanzar en la consolidación de la Promotora Costarricense de Innovación e Investigación; y establecer mecanismos de monitoreo y evaluación de las políticas y programas de ciencia, tecnología e innovación.
Quedarnos quietos, esperando la llegada de flujos de IED por el fenómeno del nearshoring, sería un grave error.
El autor es presidente de la Academia de Centroamérica.