La celda de Dora María Téllez, presa política en la cárcel El Chipote, en Managua, siempre se encuentra en penumbra. No hay suficiente luz, ni siquiera para distinguir la pasta dentífrica en el cepillo de dientes. La ex comandante guerrillera, historiadora, intelectual y luchadora social, galardonada con un doctorado honoris causa por la Universidad Sorbona Nueva de París, tampoco puede leer ni escribir en su celda, porque ese derecho humano elemental le fue prohibido a ella y a todos los presos políticos por la dictadura familiar de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
Dora María Téllez y otras tres compañeras de lucha —Ana Margarita Vijil, Suyén Barahona y Tamara Dávila— cumplen 533 días de resistencia en celdas de confinamiento solitario. Dora María, además, está doblemente aislada, porque la mantienen recluida en el pabellón de los hombres, donde ni siquiera tiene contacto visual con sus compañeras. Mientras, otros 40 presos políticos padecen también un régimen de aislamiento en la cárcel.
Dora María comienza su rutina diaria de tres horas de ejercicio físico en una celda de cemento de 6 x 4 metros cuadrados. En la soledad de su celda se esfuerza por dejar ir el torrente de pensamientos que no puede controlar en su mente, pero al final del día dedicará algún momento para pensar e imaginar las acciones políticas que emprenderá en el futuro, cuando Nicaragua se libere de la dictadura, para impulsar la transición democrática.
Después de 85 días de total incomunicación, el sábado 19 de noviembre, el régimen autorizó una visita familiar a la cárcel El Chipote al hermano de Dora María, pero Óscar Téllez Argüello fue impedido de visitarla por represalia policial.
Su sobrino Óscar se reunió con ella durante más de una hora, y después fue apresado durante 48 horas. Sin embargo, a pesar de este intento por silenciarla al extender la tortura contra sus familiares, Dora María Téllez logró enviar un mensaje a través de su sobrino, y agradeció el gran honor que le confiere la Sorbona Nueva.
Huelga de hambre
El doctorado honoris causa es un reconocimiento a la trayectoria extraordinaria de una mujer de ideas y acción. Dora María Téllez arriesgó su vida en su juventud luchando con las armas en la mano contra la dictadura de Anastasio Somoza, y nuevamente arriesga su vida al hacer una huelga de hambre en la cárcel durante 19 días, como forma extrema de protesta contra la tiranía de Ortega y Murillo.
En su huelga de hambre, demandó el cese del régimen de confinamiento solitario y del aislamiento para todos los reos de conciencia, que se establezca el derecho a la lectura y la escritura para todos los presos políticos y que le permitan firmar un poder notarial para que su familia pueda retirar su pensión de jubilación del Seguro Social, que le corresponde por ley.
Dora María Téllez aún no logra los objetivos que se propuso, pero tampoco fue derrotada. Por el contrario, desnudó el derrumbe moral de un régimen que se sostiene en el poder únicamente por la represión y el afán de venganza, sin ofrecerle alguna solución al pueblo de Nicaragua que comenzó un éxodo masivo hacia Estados Unidos, Costa Rica y otros países.
La huelga de hambre de Dora María colocó otra vez en la agenda internacional la emergencia que atraviesan los reos de conciencia en Nicaragua. En febrero de este año, después de permanecer ocho meses en la cárcel El Chipote, falleció el preso político Hugo Torres, héroe de la lucha contra la dictadura de Somoza, compañero de Dora María en el asalto guerrillero al Palacio Nacional en 1978, que liberó a más de 50 sandinistas presos.
Ahora, nos toca a nosotros, periodistas, defensores de derechos humanos, académicos e intelectuales y, sobre todo, a los gobiernos democráticos del mundo relanzar con más fuerza la lucha por la liberación de todos los presos políticos. Como dijo la semana pasada ante el Senado de México el presidente de Chile, Gabriel Boric: “No podemos mirar para el lado a los presos políticos en Nicaragua”.
Llamado a la comunidad internacional
Desde la cárcel El Chipote, Dora María Téllez dedica su doctorado honoris causa a los presos políticos de Nicaragua. En Nicaragua hay más de 225 presos políticos que representan una muestra de la pluralidad del movimiento nacional prodemocracia. Entre ellos, líderes políticos y cívicos, de centro, derecha e izquierda; siete precandidatos presidenciales, dirigentes universitarios, líderes campesinos, defensores de derechos humanos, periodistas, líderes empresariales, diplomáticos, activistas sociales, académicos e intelectuales, sacerdotes y un obispo de la Iglesia católica.
Son los presos de la represión que se desató después de la rebelión cívica de abril del 2018 y la redada del 2021, cuando Daniel Ortega canceló las elecciones al eliminar la competencia política y se autoproclamó presidente en una farsa electoral, el 7 de noviembre, sin oposición.
Además, son los presos políticos de la dictadura totalitaria que se consolidó en el 2022, con el cierre total del espacio cívico, y también están los presos, familiares de perseguidos políticos, como las ciudadanas francesas Janine Horvilleur y Ana Carolina Álvarez Horvilleur, esposa e hija de Javier Álvarez, respectivamente, que fueron capturadas como rehenes en un acto de crueldad cuando la policía no encontró a Javier Álvarez.
El reconocimiento que otorgó la Sorbona Nueva a Dora María Téllez apela a los ciudadanos y gobiernos en todas partes para no aceptar la normalización de la dictadura y la tortura en Nicaragua. El doctorado honoris causa emplaza a los gobiernos y movimientos de la izquierda democrática en América Latina a definirse en torno a los valores y la práctica política que simboliza Dora María Téllez, y a abandonar los dobles estándares y el oportunismo por supuestas razones de Estado. Porque no se puede justificar una dictadura en nombre de la izquierda, como tampoco puede haber una izquierda verdadera sin un compromiso pleno con la democracia y el respeto a los derechos humanos.
Al otorgarle el reconocimiento, la Sorbona Nueva resalta los incuestionables méritos intelectuales de Dora María Téllez como cientista social y su compromiso de vida con la justicia social y la democracia. Nosotros queremos agregar otras cualidades por las que se destaca aún más entre las mejores de su generación política en América Latina.
En primer lugar, su audacia en todos los actos de su vida, como guerrillera y como política, como feminista e innovadora; su extraordinaria capacidad de comunicación, desplegando una inteligencia superior con humildad y humanidad; y, sobre todo, la irreverencia de su humor, la risa invencible, para burlarse de la adversidad y el poder.
Gracias a la Universidad Sorbona Nueva por otorgar el doctorado honoris causa a Dora María Téllez, quien, junto con sus compañeras y compañeros presos políticos, representan hoy la esperanza de un cambio democrático en Nicaragua.
Por ello, los invito, en Francia y en Nicaragua, en América y en Europa, a que sigamos exigiendo el cese de la tortura y del aislamiento de los reos de conciencia, y su liberación incondicional, como primer paso para la liberación de toda Nicaragua.
Adaptación de las palabras de agradecimiento por el doctorado honoris causa otorgado a Dora María Téllez por la Universidad Sorbona Nueva, en París, Francia. El texto original fue publicado en https://www.confidencial.digital/opinion/la-audacia-y-la-risa-invencible-de-dora-maria-tellez/
carlosf.chamorro@confidencial.com.ni
El autor es periodista nicaragüense.
