Si algo hay que agradecer a Rodrigo Arias durante su segundo año de presidencia legislativa, que concluirá en dos meses, es su eficaz liderazgo para despejar y enrumbar la agenda de seguridad ciudadana en la Asamblea. Estamos claros en que ella es, apenas, una parte de la ruta nacional sobre la materia, y que habrá un rezago para producir resultados.
Tanto o más crítica es la estrategia preventivo-operativa, que incluya recursos, acción social, planeamiento, enfoque territorial, vigilancia asertiva, reforzamiento policial y mejoras en el manejo de datos, la investigación y la represión bien conducida. Todo esto depende, esencialmente, del Ejecutivo, y aún seguimos esperando su formulación. Pero, al menos, Arias logró que el otro Rodrigo (Chaves) pasara de la estridencia vacía a un razonable grado de entendimiento con él y Orlando Aguirre, presidente de la Corte, es decir, el trabajo conjunto de los tres poderes.
Gracias a esta dinámica, el 30 de noviembre se integró una mesa de trabajo tripartita, coordinada por Gloria Navas, experta en la materia y presidenta de la Comisión de Seguridad y Narcotráfico de la Asamblea, en la que también participan Natalia Díaz, ministra de la Presidencia; Carlo Díaz, fiscal general, y Fernando Ramírez, del Instituto Costarricense sobre Drogas. Su tarea: conciliar proyectos sobre reformas legales en seguridad e impulsar su trámite legislativo.
Puestos a un lado los reclamos y la retórica de choque, el avance ha sido sustantivo. El martes, Arias, Chaves y Aguirre acordaron impulsar 10 iniciativas: cuatro ya convocadas, tres presentadas y otras tres en redacción. De las siete existentes, dos son del Ejecutivo y el resto, de diputados.
Si a la rapidez se añaden la sensatez y el rigor durante su trámite, pronto la Fiscalía, el OIJ y los cuerpos policiales podrán contar con herramientas legales más robustas para ejercer su tarea, con apego al Estado de derecho. De nuevo, solo son unas piezas del gran rompecabezas que se necesita armar, pero para nada desdeñables.
La gran lección de este proceso es que, en democracia, existe la posibilidad de que los liderazgos serenos y proactivos, como el de Arias, reencaucen a los que distan de serlo, como el de Chaves. El proceso aún no ha concluido, pero ya se abrió el camino y dinamitarlo no será fácil.
Correo: radarcostarica@gmail.com
X (anteriormente, Twitter): @eduardoulibarr1