La producción en Costa Rica creció en octubre de este año a una extraordinaria tasa interanual del 6,6 %, de acuerdo con los datos del Banco Central de Costa Rica (BCCR). Un crecimiento muy robusto, según el BCCR.
Pero, en ese mismo mes, el número de personas con empleo decreció en un 6 %, tal como lo refleja la Encuesta continua de empleo (ECE) del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC). En términos absolutos, desaparecieron 133.000 empleos en un año.
Cuesta entender el contraste entre la disminución en el empleo y el crecimiento de la producción en un período tan corto. Ambas mediciones son realizadas por entes públicos.
Conceptos claves
Para medir la evolución del mercado laboral se parte de cuál es la población en edad de trabajar. En Costa Rica se establece que dicha población está integrada por personas de 15 años o más de edad y está dividida en dos grupos:
1. La fuerza de trabajo: constituida, a su vez, por dos grupos que son la gente con empleo y la gente desempleada, es decir, aquellos que no tienen trabajo y buscan trabajo.
2. La población inactiva: conformada por quienes no trabajan y no buscan trabajo. En este grupo se incluyen los estudiantes, los pensionados, las amas de casa y los desalentados.
A partir de lo anterior se definen los siguientes conceptos:
La tasa de participación en el mercado laboral, que es el porcentaje de la fuerza de trabajo con respecto a la población en edad de trabajar. La tasa de desempleo, que es el porcentaje de población desempleada con respecto a la que está incorporada a la fuerza de trabajo.
En el período comprendido entre octubre del 2022 y octubre del 2023 se redujo el número de personas empleadas y a la vez la tasa de desempleo. ¿Contradictorio? Aritméticamente no es contradictorio, porque también se redujo la tasa de participación en el mercado laboral.
Así pues, un grupo grande dejó de trabajar y no buscó más empleo. ¡Se retiraron 245.000 personas de la fuerza de trabajo, casi el 10 % en 12 meses! El INEC, en su publicación, informa de que esta reducción y la del número de gente ocupada son “estadísticamente significativas”.
La reducción de las personas en la fuerza de trabajo y de las ocupadas es un fenómeno paulatino que ha venido midiendo la ECE en los últimos meses. No es una situación disruptiva como para sospechar de un error repentino de medición.
Aun así, llama la atención el retiro de tantas personas del mundo laboral durante un período relativamente corto. Sería conveniente que el INEC efectúe una evaluación de dichos resultados para descartar cualquier error en la medición.
Fuerza laboral
¿Es la contracción de la fuerza de trabajo un fenómeno demográfico derivado de la reducción de la población en edad de trabajar? Dos observaciones: primero, en el 2023 en Costa Rica no se está reduciendo ni la población total ni la población en edad de trabajar. Segundo, cuando se compara la estructura de la población por edades, reportada por la ECE, aparecen diferencias significativas con las estimaciones de población realizadas por otros métodos.
Posiblemente, la ECE está sobreestimando el envejecimiento de la gente en edad de trabajar. Sin embargo, esto ocurrió tanto en el 2022 como en el 2023. Por consiguiente, la disminución de la población en la fuerza de trabajo entre ambos años no es atribuible a problemas de estimación de la estructura de edades de la población.
¿La disminución de la población en la fuerza de trabajo se da porque la población se está pensionando? Del total de retiros de la fuerza de trabajo, solo el 15 % tenía 60 años o más, y la reducción de la fuerza de trabajo ocurrió en todos los grupos etarios, incluidos los más jóvenes.
También es relevante mencionar que si las personas se pensionan no necesariamente se reduce el empleo total de la economía, excepto que la economía por razones de recesión, modificaciones en la estructura productiva o aumento de la productividad no realice la sustitución de las plazas de trabajo ocupadas por los que se pensionan.
Según la ECE, la reducción de la población ocupada en el 2023 está relacionada con las siguientes variables:
1. Principalmente, por una pérdida de empleos femeninos y un estancamiento en el empleo masculino.
2. En el caso de las mujeres, por una reducción de las empleadas domésticas y “ocupaciones elementales”, pero también con menos mujeres en actividades profesionales.
3. Por la existencia de menos mujeres asalariadas y de trabajadoras por cuenta propia.
4. Por una contracción, para ambos sexos, del empleo de los que no estaban afiliados a la seguridad social, pero sin aumentos del empleo asegurado. La pérdida de empleos reportada por la ECE en el 2023 se concentró en dos grupos que han sido tradicionalmente vulnerables: las mujeres y el sector informal. Todo esto sin que el empleo masculino y el sector formal ofrecieran oportunidades suficientes para aumentar el empleo total.
Desenfoque oficial
Finalmente una pregunta: ¿Hay preocupación de la política pública por la situación del empleo antes descrita? No, no la hay. La reacción oficial se ha centrado en la reducción de la tasa de desempleo (la cual es cierta, según la ECE) y ha ignorado la reducción del empleo.
El BCCR, antes un observador objetivo e independiente de la realidad económica del país, dice que las condiciones del mercado laboral mejoran, porque se redujo la tasa de desempleo y aumentó el empleo en el sector formal. Sin embargo, prefiere volver la cara para otro lado para no mencionar la reducción del empleo informal y del empleo total.
El autor es economista.