El Banco de Costa Rica sacó al aire esta semana un anuncio en el cual una mujer llega a un estadio de fútbol, acompañada de dos policías, para hacer efectiva una orden de cobro de pensión alimentaria. Cuando el jugador responsable del deber alimentario se da cuenta de la presencia de la madre con un bebé en brazos, recurre a sus compañeros de equipo para que lo escondan y así burlar sus deberes patrimoniales. Los policías sonríen al fondo, ante la acción de evasión y fuga.
El anuncio es una afrenta al sistema judicial, refuerza los estereotipos machistas, deja muy malparadas a nuestras fuerzas policiales y, desde luego, es muy criticable que el departamento respectivo autorizara semejante barbaridad, y nada menos que en un banco del Estado.
El incumplimiento de la pensión alimentaria es una forma vil de violencia patrimonial, es un tema que abarqué en una reciente columna. Es una burla a las personas que ingratamente deben recurrir a los tribunales de justicia para defender, en la mayoría de los casos, a personas menores de edad o dependientes sin ingresos propios.
El anuncio estimula un burlesco e insultante compadrazgo entre hombres que cierran filas con quien desconoce sus deberes. Por otra parte, es también un insulto a todos aquellos, hombres y mujeres, que responsablemente cumplen sus obligaciones patrimoniales.
Según el Observatorio de Género del Poder Judicial, tan solo en el 2015 se tramitaron 41.011 nuevas pensiones alimentarias y en ese año ya alcanzaba la increíble suma de 241.230 pensiones activas. De las pensiones en colones, el promedio mensual es la suma de ¢92.307. Un llamado a la realidad nacional que estamos viviendo.
Los alimentos son clave en la cobertura básica y urgente de quien los necesita. Hablamos de techo, alimento, salud y educación para niños o personas dependientes con grandes necesidades. Por ello, felicitamos al Poder Judicial que abrió en octubre del 2015 un sistema en línea que trabaja 24 horas y que promete dictar el apremio en un período de 1 a 3 días.
Con gran indignación, hago un llamado urgente a sacar el anuncio del aire. Me sumo a las autoridades del Inamu y al airado reclamo de muchos hombres y muchas mujeres para que en lugar de que se destinen los dineros de una entidad pública a reforzar estereotipos machistas y a fomentar la violencia patrimonial, hagan un giro positivo y estimulen una sociedad con una paternidad y maternidad responsables.