Fui al Banco de Costa Rica (BCR) para pagar el impuesto sobre la renta. Como se me extravió la cédula de residente permanente, presenté mi pasaporte. Para mi gran sorpresa, la encargada me indicó que no podía aceptar el pago porque mi visa venció, lo cual no entiendo. Me gustaría que el Banco me diera una razón por proceder de esta forma.
Elke Hüttmann, Escazú
Fallo en línea fija
El 19 de setiembre reporté al Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) un fallo en mi línea fija. No fue hasta el 1. ° de octubre cuando tomaron el caso, según me informaron en el 1193.
Me presenté en la agencia ubicada en playa Coyote de Bejuco, cantón de Nandayure, y he seguido llamando —según me pidieron— infinidad de veces. En otros años, ha habido problemas similares en mi barrio y han sido resueltos en periodos razonables. Pero esta vez no hay explicación alguna. La señal del servicio celular no es estable. ¿Qué pasará si ocurre una emergencia, sobre todo si se es un adulto mayor? Espero una pronta solución porque el cobro del servicio sí llega puntualmente.
Orlando Muñoz Figueroa, San José
Hoyo negro
Me quedé pensativo al ver la portada del periódico La Nación del domingo 8 de diciembre. Había dos títulos: el primero era “Éxtasis a estadio lleno”, cuyo subtítulo fue “ Chayanne y Marc Anthony hicieron vibrar a 40.000 personas en La Sabana”. Otro: “45.000 ticos llevan más de un año en busca de trabajo”. La página resultó muy gráfica: muestra dos Costa Ricas, ¿para qué más índices? La buena noticia es que la ministra de Trabajo dijo que sí hay puestos, pero la gente no está preparada para ocuparlos. Entonces, ¿qué hemos hecho con los millones de colones invertidos en todos los tipos de educación? Quizá hemos construido lujosos edificios y lujosas flotillas de vehículos; hemos pagado lujosos salarios y no hemos dado en el clavo para preparar a la gente.
Si la ministra sabe dónde está el problema, entonces, que sea más específica. Que exponga en qué no somos competentes para dirigir los recursos a resolver a mediano plazo el hoyo negro en nuestra enseñanza, en vez de hacer más estructuras grandiosas de concreto.
José Ramón Guillén Solano, Cartago
Crítica de cine
William Venegas hizo una crítica extraña de la película Ford vs. Ferrari. Mencionó que por la condición de elitista, dudaba siquiera que las carreras de automóviles puedan catalogarse como deportes. El Diccionario de la lengua española define deporte como “actividad física, ejercida como juego o competición, cuya práctica supone entrenamiento y sujeción a normas”. Es decir, poco importa si son actividades elitistas o democráticas.
Según Venegas, el golf o el polo tampoco serían deportes por ser “elitistas”. La falta de valores en un filme no influye en hacer buen cine. A The Irishman le puso cinco estrellas, y la película muestra antivalores. ¿Entonces? Además, omite mencionar que el Ford GT no es un vehículo estadounidense, sino un híbrido británico-estadounidense. El único auto deportivo verdaderamente estadounidense de la época es el insuperable Chevrolet Corvette.
Manuel Solera Thomas, Escazú
Tope a intereses
Cuando se analiza en la Asamblea Legislativa poner topes a los intereses cobrados por los emisores de tarjetas de crédito, vale la pena contemplar lo siguiente:
Toda gestión de cobro debe respaldarse por medio de un correo electrónico. Si cometen errores en el trámite, igual lo cobran; regular el cargo por la gestión (cobrar más de ¢15.000 por una llamada es abusivo); los cargos por sobregiro deben ser revisados si se deben a una fluctuación del dólar o si realmente se excedió el tope adrede; la tarjeta debe tener un monto inferior al límite real como para que los cargos por intereses y otros no causen un sobregiro automático; ¿Es obligación del tarjetahabiente atender gestiones onerosas si al fin y al cabo hay ya un contrato en el que las cláusulas están escritas y aceptadas por las partes?; todo operador de tarjetas de crédito debe tener una dirección de correo electrónica, en plena operación, a la cual dirigir consultas y reclamos; asignar tiempo de respuesta, so pena de generar crédito favorable al tarjetahabiente si no se cumple; el tarjetahabiente debe tener acceso a los registros de las llamadas que le hacen; una combinación de sobregiros de unos pocos dólares al mes y el “servicio” de una llamada al mes, llega a sumar al año cerca de ¢400.000; quien deba ¢300.000 y que en un año no pudo pagar a tiempo (pero sin dejar de pagar una sola cuota) verá triplicada su deuda.
¿Estaremos ladrándole al árbol equivocado con lo del tope a los intereses?
Óscar Roberto Gómez Mora, Goicoechea
Lógica lingüística
Me parece acertada y muy interesante la inquietud idiomática de Silvia Gagneten del 2 de diciembre en este espacio. Sin embargo, el problema más grande que observo en Costa Rica es el poco conocimiento de lo que he denominado “lógica lingüística”, es decir, el uso correcto de términos y palabras dentro del propio escenario que intentamos describir. Como ejemplos, doy estos: “Encontrar un cuerpo muerto” y “perder el control un vehículo”.
Rigoberto Guadamuz Monge, Desamparados