Para algunos hombres, las tardes son más locas que las mañanas. Él la vio, le hizo una pantomima y en menos de un avemaría la tuvo en sus regazos, compartiendo pastelitos y tecitos tibios.
Para algunos hombres, las tardes son más locas que las mañanas. Él la vio, le hizo una pantomima y en menos de un avemaría la tuvo en sus regazos, compartiendo pastelitos y tecitos tibios.