El informe presentado el viernes por el presidente, Luis Guillermo Solís, ante la Asamblea Legislativa resultó omiso en varios aspectos, incluyó propuestas sobre las que tenemos serias dudas y dibujó una realidad económica y fiscal sin duda distorsionada, a la que nos referimos ayer en detalle. A la vez, sin embargo, las líneas centrales del discurso sugieren un replanteamiento en su abordaje de los asuntos públicos y de gobierno.