San Carlos. Durante cinco días, decenas de familias de Cerro Cortés y San José de Aguas Zarcas no tuvieron ni gota de agua.
Desde el miércoles pasado reciben el líquido, pero solo por tres horas y es agua sucia e imposible de tomar.
Así, los pobladores ven cómo se agrava un problema que comenzó cuatro años atrás, cuando se detectó arsénico en la naciente que abastecía a estas comunidades del cantón de San Carlos, en Alajuela.
Desde entonces, los encargados del acueducto local empezaron la búsqueda, infructuosa, de agua limpia, abriendo nuevos pozos. Primero fueron dos, con una capacidad de apenas tres litros por segundo, que no dio abasto para las 660 familias.
Luego se logró poner a funcionar otra fuente que solucionó el problema de abastecimiento, hasta que, hace tres meses, el Ministerio de Salud lo cerró al hallar nuevamente arsénico.
Si se consume en grandes cantidades (500 microgramos por litro), el arsénico puede producir anemia, irritación de pulmones o estómago, cambios en la piel e incluso cáncer.
Ante la orden de Salud, se volvieron a utilizar los dos pozos con poca capacidad, por lo que se debe racionar el servicio.
“La poquita (agua) está sucia y no se puede usar, no sirve ni para lavar ropa, menos para tomar o cocinar. Con frecuencia, hay que botar la comida; el problema se ha venido agravando en los últimos meses”, dijo Gabriela Solís.
Estas dificultades también se reflejan en males estomacales, donde los más afectados son principalmente los menores de edad.
“Hay muy poca agua y la que llega es de mala calidad. Las ausencias de niños han ido en aumento; los escolares se enferman, no se pueden bañar. No descartamos suspender las lecciones”, manifestó Julia González, directora de la escuela local.
Kattia Campos, una de las encargadas del acueducto, dijo que distribuyen agua en un camión cisterna mientras esperan nuevos análisis por parte del Ministerio de Salud en uno de los pozos.
Otras comunidades, como Cañas y Bagaces, en Guanacaste, también han sufrido por la presencia de arsénico en el agua.