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Recope asegura que en el año 2000 hicieron estudios de suelo y no se encontró ningún derrame. | ARCHIVO.
La Refinadora Costarricense de Petróleo (Recope) pondrá a la venta el combustible que logre recuperar del derrame encontrado en el subsuelo en un sector de refinería de Moín, en Limón.
Se trata de unos 441.000 litros de gasolina y canfín derramados sobre un manto acuífero no utilizado para consumo humano.
La Refinadora contratará a una empresa para extraer los productos mediante dos sistemas de bombeo. Esa tarea se prolongará por un período de dos años.
Una vez extraído, el carburante se someterá a un proceso de refinación mediante el cual se separa el canfín de la gasolina. Después, ambos podrán ser comercializados en el mercado local.
Jorge Villalobos, presidente de Recope, manifestó que con los ingresos generados por las ventas de dichos hidrocarburos podrán cubrir la totalidad o una buena parte del costo de la limpieza del derrame.
No obstante, hasta el momento la Refinadora se ha negado a revelar el costo estimado de esa gestión o el presupuesto dispuesto para cubrir dicho gasto.
La cantidad de producto detectada es equivalente al requerido para llenar el tanque de 9.800 vehículos con 45 litros cada uno.
El combustible es un alto contaminante. Un galón (3,7 litros) de carburante puede contaminar 50 millones de litros de agua.
Por orden de la Sala Constitucional, la Refinadora deberá implementar un plan para limpiar el área contaminada. Para ello le otorgó tres meses a partir de la emisión del voto, el 29 de abril. Las labores de limpieza deberá coordinarlas con cinco entidades.
La empresa asegura que, a más tardar, dentro de cinco meses estará contratada la compañía a cargo de la extracción del producto.
Según Recope, la mancha de combustible fue detectada en agosto del 2008 mientras un contratista preparaba el terreno para instalar un tanque de almacenamiento.
El fallo de la Sala cuestiona que, dos años después –en junio del 2010 cuando se presentó el recurso de amparo–, Recope aún no había ejecutado acciones concretas para solucionar el problema.
No obstante, la Refinadora rechaza esa inacción. Alega que durante ese período estaba preparando la contratación de la compañía que se encargaría de determinar el nivel de contaminación y proponer los planes remediales.