
Urge una mayor fiscalización por parte del Ministerio de Salud y reglas más estrictas para los pacientes que vienen al país a hacerse trasplantes de órganos.
Ese es el criterio del Consejo para la Promoción Internacional de la Medicina en Costa Rica (Promed) , entidad sin fines de lucro a cargo de coordinar la calidad de los servicios de turismo médico en el país.
Según explicó Mássimo Manzi, director ejecutivo de Promed, hace un año recibieron las primeras denuncias de la Sociedad Internacional de Trasplantes sobre la compra y venta de órganos en el país.
“Hay un proyecto de ley en la Asamblea Legislativa, pero francamente sería suficiente una mayor fiscalización del Ministerio de Salud y un decreto que ayude a identificar los casos de trasplantes ilegales”, explicó Manzi.
Asimismo, opinó que, en el caso de extranjeros, las donaciones de órganos deberían limitarse a familiares pues sobre conocidos es difícil comprobar si están recibiendo una remuneración.
Juan Carlos Borbón, gerente general del Instituto Costarricense de Turismo, condenó el comercio de órganos, pero señaló que la vigilancia corresponde a las autoridades de Salud y Seguridad.
Varias clínicas del sector privado en salud, integrantes de Promed, señalaron que estas prácticas van en detrimento de la reputación que Costa Rica se ha forjado como destino médico.
“El Hospital Clínica Bíblica no se ha prestado ni se prestará a este tipo de actuaciones, que van en contra de sus principios”, apuntó Kenneth Rojas, asistente de la Dirección Médica de este centro.
La subdirectora médica del Hospital Clínica Católica, Keitlyn Lindo, señaló que, a falta de una política estatal, ese centro tomó medidas internas.
“Buscamos algún tipo de parentesco o a veces se trata de otros vínculos, como tíos políticos”, dijo.
Roberto Herrera, director médico del Hospital Metropolitano, apuntó que, si bien ese centro no realiza trasplantes, condena el “turismo de trasplantes” y esperan que la imagen del país no sea lesionada por las publicaciones.