Un jueves 11 de julio de 1991 los ticos vivieron una breve ‘noche’ en pleno día que deslumbró a las 3,2 millones personas que habitaban Costa Rica en ese entonces.
Se trató de un raro y fascinante evento astronómico: un eclipse total de Sol. A las 2:01 p. m. comenzó el impresionante espectáculo que sumió a varios países en una breve oscuridad durante seis minutos y 53 segundos.
Equipados con filtros solares, gorras y cámaras de aquellas que tenían rollo (porque los pocos celulares no tenían cámara), miles de personas se acomodaron en patios, balcones, azoteas, montañas, playas y hasta en media calle, para observar un acontecimiento astronómico que se repetirá en Costa Rica hasta el 31 de diciembre del 2233.

“En Costa Rica tuvimos una posición privilegiada en cuanto a la trayectoria y la duración del eclipse. Este ingresó cerca de playas del Coco y en su viaje hacia el oeste pasó entre Filadelfia y Belén de Guanacaste, continuó sobre el borde oriental del golfo de Nicoya (cerca de Puntarenas) y a lo largo de la costa del Pacífico (Parrita, Quepos, Puerto Cortés y Golfito)”, contó el físico José Alberto Villalobos, el 11 de julio del 2016.

¿Cuándo ocurre?
Un eclipse solar ocurre cuando la luna –durante su órbita alrededor de la Tierra– se coloca en el mismo plano que el Sol y nuestro planeta. De este modo, la Luna bloquea la luz solar y se produce una sombra que se ve desde la Tierra.
El eclipse también fue visible en Hawái –donde se inició– cruzó el océano Pacífico hasta la costa de México, continuó por América Central, Colombia y concluyó en Brasil.

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