Los peligros por el ingreso de animales a la zona del aeropuerto o incluso a la pista del Juan Santamaría no se limitan al aire. Roedores y animales domésticos también entran directamente por tierra.
Pese a las mallas y muros de protección a lo largo de la pista de casi 3,5 kilómetros de longitud, perros, gatos, iguanas, ratas y zorros tienen acceso al “corazón” del aeródromo.
César Tello, jefe de Operaciones de AERIS, firma que maneja la terminal, comentó que en varias ocasiones perros de los vecinos “se las ingenian” y entran a la pista.
“Ya hemos tenido varios momentos en que se meten perros. Para estos casos tenemos todo un protocolo y equipo especial para atraparlos y luego llevarlos a un albergue para animales”, explicó Tello.
Al mismo tiempo, la Comisión de Fauna coloca trampas para capturar roedores o incluso reptiles de tamaño regular, como las iguanas.
También, durante la visita de un equipo de La Nación, una de estas trampas capturó a un zorro que se aproximaba a la pista. Asimismo, dos iguanas estaban al borde de la cinta asfáltica.
“Tenemos convenios con varios centros o refugios de animales, incluido el Zoo Ave, para que ellos los lleven con el mejor cuidado una vez que son desalojados del aeropuerto”, indicó Tello.
Álvaro Vargas, director de Aviación Civil, comentó que esta misma situación se repite en otras terminales aéreas de importancia en el país.
En el aeropuerto Daniel Oduber, en Liberia, hubo que tomar distintas medidas, como mejorar las barreras en el perímetro de las instalaciones.
“El Liberia nos afectó mucho la cantidad de plantaciones y árboles que existen alrededor de la terminal. Eso lo fuimos erradicando, pero es un trabajo de vigilancia de todos los días”, explicó Vargas.
Además, hay problemas en el aeropuerto Tobías Bolaños, en Pavas, San José.