Los tradicionales festejos del 25 de julio, tendrán un ingrediente especial para los nicoyanos.
La fecha no solo marcará el inicio de los festejos por la Anexión del Partido de Nicoya, sino que también permitirá a los vecinos del cantón guanacasteco, celebrar la recuperación de una de sus principales joyas históricas y arquitectónicas: el templo colonial de San Blas.
El edificio, quedará completamente habilitado para el uso de los nicoyanos, una vez que finalice la tercera y última etapa de los trabajos de restauración que se realizan en el inmueble desde el año 2015.
Las obras tienen como objetivo, corregir los daños que sufrió la estructura por el terremoto de 7,6 grados magnitud de momento (Mw) que ocurrió el 5 de setiembre del 2012, originado 24 kilómetros al suroeste de Sámara de Nicoya.
Los nicoyanos no han podido utilizar el tempo desde el fuerte sismo de hace siete años que dejó al inmueble con graves daños estructurales.
El pasado 28 de febrero, el Centro de Investigación y Conservación del Ministerio de Cultura y Juventud, dio la orden de inicio a la empresa contratada para ejecutar las obras, que se espera tengan una duración de cuatro meses.
“La intervención al vetusto edificio construido entre 1827 y 1834, busca el reforzamiento estructural del presbiterio y la sacristía”, indicaron las autoridades. Para esta fase se invertirán ¢300 millones.
"A pesar de la situación fiscal se realizó un esfuerzo presupuestario importante para cumplir con el compromiso de entregar el templo de San Blas completamente restaurado a la comunidad y a todos los costarricenses, pues definitivamente este es un patrimonio muy querido por todos y todas”, expresó Diego Meléndez, director del Centro de Patrimonio Cultural.
Obras previstas
El reforzamiento estructural que se realizará en esta esta fase, incluye trabajos preliminares de evaluación arqueológica, así como el levantamiento detallado de los acabados y elementos decorativos.
“La técnica que se utilizará es la misma que se utilizó en la primera etapa, cuando se reforzaron las paredes laterales”, anunció el Centro de Patrimonio.
Esta labor consiste en incorporar fibras de carbono que aportan resistencia y, a la vez, flexibilidad a la estructura; la remoción de pisos y excavación para fundaciones e instalación de bases de concreto estructural desde donde se “anclan” las bandas de fibra de carbono al suelo.
Finalmente, se realizaría el acabado a pisos, se repellarán con cal los muros y se rehabilitarán elementos decorativos, revestimientos y acabados de techo. También, se instalarán rampas de acceso para cumplir con la ley N° 7600 Igualdad de oportunidades para personas con discapacidad.
Inversión considerable
La decisión de dividir el proyecto en tres etapas, se debió al alto costo que implicaban los trabajos necesarios para restaurar el templo a su antigua gloria.
En el 2015 se realizó la primera intervención, cuyo valor fue de ¢167 millones. En este periodo, se reforzaron las paredes laterales norte y sur del templo y se realizó una exploración arqueológica con el fin de documentar y dar una adecuada disposición a los restos humanos allí sepultados.
La segunda fase, corresponde al periodo 2016, con una inversión de ¢157 millones. Estas obras permitieron reforzar la estructura de la espadaña del templo y su consolidación mediante la construcción de una estructura de acero y cemento en la parte posterior de la fachada principal.
Anteriormente, el Ministerio de Cultura y Juventud había invertido ¢46 millones en conjunto para eliminar el riesgo de colapso (en 2013) y la contratación de una consultoría para el diseño del necesario reforzamiento estructural (en 2014).