La falta de acceso a una educación de calidad se convierte en un factor de exclusión y explica la alerta dada por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), según la cual el 25% de la población de 15 a 19 años en Costa Rica no está empleada, no asiste a la educación y no recibe formación.
Silvia Camacho Calvo, del Instituto de Investigación en Educación (INIE), de la Universidad de Costa Rica (UCR), aseveró que el país pareciera haber olvidado que la educación es fundamental para mejorar la movilidad social, la cual define como un trabajo digno, un buen vivir, tener un espacio dentro de la estructura social y tener un papel como ciudadano.
Camacho afirmó que, más allá de los efectos de la pandemia de covid-19, en 2020 y 2021, las políticas sociales y económicas han debilitado el sistema educativo. Si bien reconoce que existe acceso al sistema, advirtió que esto no garantiza un proceso educativo de calidad, si se considera que no solo se trata de contenidos sino también los aspectos relacionados con los docentes, la infraestructura y la administración.
Jacqueline García Fallas, también investigadora del INIE, planteó la necesidad de reflexionar críticamente sobre el concepto de movilidad social, alejándose de una perspectiva puramente economicista. Enfatizó en que el acceso a una educación de calidad en todos los niveles sigue siendo fundamental para obtener un salario creciente y, lo que es más importante, para desarrollar seres humanos integrales, capaces de disfrutar, crear y producir.
Según la UCR, diversos estudios a nivel nacional e internacional demuestran que la educación sigue siendo un canal crucial para la movilidad social ascendente. Reducir el riesgo de descender en la escala social y evitar el desempleo son resultados asociados con una educación de calidad.
Educación: inversión con mayor retorno
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) consideró que la educación es el principal mecanismo para acortar las desigualdades futuras y superar la reproducción intergeneracional de la pobreza. Destacó que destinar fondos a la educación sigue siendo una de las inversiones con la tasa de retorno más alta desde la perspectiva del impacto social y productivo.
Isabel Román, coordinadora del Informe Estado de la Educación, coincidió en que una educación universalizada y de calidad es un mecanismo clave de movilidad social ascendente. Subrayó que un país comprometido con su educación pública puede llegar a la mayoría de su población, especialmente a los sectores más vulnerables, proporcionando mayor libertad para que las personas desarrollen sus proyectos de vida.
Si se compara el porcentaje de población joven que no estudia ni trabaja con los indicadores de otros países, los resultados tampoco son alentadores. Costa Rica ocupa el sexto lugar entre los 38 países de la OCDE con el mayor porcentaje de ninis, solo por detrás de Italia, Colombia, Turquía, Brasil y Sudáfrica.
En materia de desempleo juvenil, el país se encuentra en la segunda posición de la OCDE con un 26,5%. El primero es España que tiene un 27,1% y en el tercer puesto está Suecia con un 24,5%.