Ramadi (AFP).
Combatientes yihadistas del Estado Islámico de Irak y Levante (EIIL) secuestraron este sábado a estudiantes y personal de la universidad de Ramadi, en Irak, país donde fallecieron también 59 personas en enfrentamientos entre insurgentes y fuerzas de seguridad en Mosul.
Irak está sumido en la peor oleada de violencia desde hace años. Los yihadistas lanzaron su mayor operación en tres provincias iraquíes, que suman más de 100 muertos en los últimos días.
En Ramadi, hombres armados del EIIL se apoderaron de la universidad, tras matar a los guardias de seguridad y destruir un puente de acceso al centro educativo, indicó la policía.
Las fuerzas especiales iraquíes lanzaron poco después un asalto para retomar el control del campus, donde se registraron fuertes disparos.
El viceministro del Interior, Adnan al Asadi, indicó en un comunicado que las fuerzas de seguridad liberaron a todos los estudiantes hombres y mujeres retenidos en los dormitorios de la universidad sin precisar si el asalto había terminado.
Antes del asalto del ejército, una estudiante dijo por teléfono que los yihadistas habían reagrupado a las mujeres y que el jefe de los insurgentes habló con ellas.
"Os daremos una lección que nunca olvidaréis", dijo el líder de los yihadistas, según la estudiante.
En Mosul, el segundo día de violentos enfrentamientos entre yihadistas y fuerzas de seguridad dejó este sábado 21 policías y 38 insurgentes muertos, indicaron un responsable de seguridad y un empleado de la morgue.
Los combates iniciados el viernes en esta ciudad del norte de Irak continuaron durante la noche. Un doble atentado suicida con bomba se produjo en el este de la ciudad contra un grupo minoritario, mientras que los soldados mataron a otros kamikazes en el sur.
Al menos 36 personas murieron el viernes en combates en Mosul y en la provincia de Nínive.
Los ataques de este sábado se producen dos días después de un asalto rebelde contra la ciudad de Samara, donde lograron apoderarse momentáneamente de algunos barrios.
La violencia en la provincia de Al Anbar comenzó a finales de diciembre, cuando las fuerzas de seguridad desmantelaron un campamento de protestas antigubernamentales de la minoría sunita cerca de Ramadi.
Poco después, insurgentes y tribus hostiles al gobierno, dominado por los chiitas, tomaron el control de barrios de Ramadi y de toda Faluya, situados respectivamente a 100 y 60 kilómetros de Bagdad, algo nunca visto desde los años de insurrección que siguieron a la invasión estadounidense del 2003.