Ventimiglia
La policía italiana dispersó este sábado sin miramientos a unos 200 inmigrantes congregados cerca de la frontera con Francia, que les niega el ingreso a su territorio desde hace dos días.
Horas antes, un centenar de inmigrantes, bloqueados por gendarmes franceses en la frontera -la cual seguía abierta para vehículos y turistas- se manifestaron pacíficamente con carteles escritos en inglés que decían:"Necesitamos documentos" o "Necesitamos libertad".
Pero por la tarde, los policías italianos, con cascos, viseras y escudos, los rechazaron hacia la ciudad italiana de Ventimiglia, a cinco kilómetros del paso fronterizo.
Un oficial de policía, que solicitó permanecer en el anonimato, dijo que las fuerzas del orden público querían alejar a los migrantes de la frontera, con el fin de llevarlos en autobuses a centros de acogida de la provincia de Imperia, de la que forma parte Ventimiglia.
Unos cincuenta hombres se negaron a dirigirse hacia Ventimiglia y se refugiaron en las rocas. Algunos gritaban: "¿Dónde están los derechos humanos?", después de que los empujaran policías italianos.
No obstante, la mayoría de los migrantes aceptó las órdenes de la policía y salió a pie en dirección de un túnel por el que pasa la carretera que va hacia Ventimiglia.
"No podemos dejar entrar en Francia a personas en situación irregular", indicaron el sábado allegados al ministro del Interior francés Bernard Cazeneuve.
"Europa está enfrentando flujos migratorios excepcionales. Esto requiere una respuesta europea firme y el ministro del Interior trabaja denodadamente con la Comisión Europea y sus homólogos italiano y alemán" para ello, agregaron.
Según esta fuente, los controles reforzados que se aplican en la frontera italiana procuran permitir el arresto de los traficantes de personas y evitar la perturbación del orden público que puede provocar la instalación de campamentos en Francia.
Los migrantes vienen de Somalia, Eritrea, Costa de Marfil o Sudán, y llegaron a Italia después de cruzar el mar Mediterráneo en barcos que zarparon de Libia, afirmó a la AFP un joven que dijo llamarse Mohamed y haber nacido en 1992 en Sudán.
Mohamed llegó con su hermano a Catania, Sicilia, desde donde en tren y autobús subió hacia el norte hasta llegar a la frontera con Francia.
"Yo quiero ir a Francia, pero otros quieren ir a Suiza, Alemania o Gran Bretaña", dijo Mohamed.
El sábado por la mañana, la Cruz Roja repartió café, jugo de fruta y bollos, pero sólo los consumieron las mujeres y los niños, ya que los hombres optaron por no alimentarse para que las autoridades acepten su pedido.
"Gracias Italia, no necesitamos comida", escribieron en una pancarta.
"Nos negamos a comer", explicó Mustafá Alí, un sudanés de 20 años. "Pasamos todo el día de ayer en medio del calor y la noche bajo la lluvia y con frío".
"Si nos vamos a morir aquí, no necesitamos comer", añadió.
Migrantes que vienen del sur de Italia ya se han instalado en las estaciones de tren de Ventimiglia o Niza (sureste de Francia), pero es la primera vez que un grupo grande se instala abiertamente a pocos metros de la frontera y la primera vez que se manifiestan de este modo.
En los últimos siete días, una cifra récord de 1.493 migrantes indocumentados fueron detenidos por las fuerzas de seguridad francesas en la región fronteriza con Italia, indicó el prefecto Adolphe Colrat, representante del gobierno en el departamento francés de los Alpes Marítimos.
Un total de 1.097 migrantes fueron enviados nuevamente a Italia, indicó Colrat.
En 2014, más de 165.000 migrantes llegaron a las costas italianas. Según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), unas 1.770 personas murieron en lo que va de año, al intentar cruzar las aguas del Mediterráneo para alcanzar Europa.