Atenas. Por primera vez desde que fue rescatada de la bancarrota, Grecia celebrará el domingo elecciones legislativas en las que los sondeos de intención de voto apuntan a una derrota del primer ministro Alexis Tsipras, castigado por haber implementado un severo plan de austeridad.
"Fuera Tsipras", dice Costas, un arquitecto jubilado. Por su parte, Ifigenia de 30 años afirma que el primer ministro "traicionó a sus electores".
Después de cuatro años de gobierno del partido Syriza (izquierda), los griegos se inclinan por por la alternancia, según todas las encuestas que dejan entrever una una victoria incuestionable del partido conservador Nueva Democracia.
De acuerdo con esos sondeos, el partido de Kyriakos Mitsotakis obtendrá entre 155 y 159 de los 300 escaños en el Vouli, el Parlamento griego.
Golpeado por el fracaso en las elecciones europeas y locales a fines de mayo y principios de junio, Tsipras, cuyo mandato finalizaba en principio en octubre, convocó elecciones anticipadas con la esperanza de poder revertir la ola de descontento.
Para el analista George Flessas, Tsipras cometió un error de estrategia. "Tendría que haber esperado" para "transmitir un nuevo mensaje al electorado, ahora no tiene tiempo para hacerlo", comentó.
El fracaso anunciado de Tsipras se explica por “el incumplimiento de sus promesas de campaña y la imposición de medidas que empobrecieron a los griegos”, afirmó Flessas.
Factura a Syriza
Por eso, añadió, “podemos hablar de la venganza de la clase media”.
Los analistas creen que el declive de Syriza se debe en parte al severo ajuste sobre las clases medias ya debilitadas por la crisis.
Electo en enero del 2015, Tsipras manifestó que era consciente de la impopularidad de las drásticas medidas dictadas por los acreedores de Grecia, la Unión Europea (UE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), para evitar la quiebra del país y su salida del euro.
El período "2010-2014 fue catastrófico, un millón de nuestros conciudadanos perdió su trabajo", reconoció Tsipras el sábado en una reunión en Volos.
Pero en una tentativa de última hora esgrimió la caída del desempleo al 18% (que sigue siendo la más alta en la zona del euro), el aumento del salario mínimo a 650 euros y otras medidas sociales.
“Hemos creado 400.000 empleos, hemos aumentado el salario mínimo en un 11% y les hemos dado a 250.000 trabajadores la oportunidad de tener mejores salarios y mejores condiciones de trabajo gracias al retorno de los convenios colectivos”, puntualizó Tsipras.
Mas para aquellos decepcionados con la situación, “Tsipras prometió mucho y no aplicó ni la mitad de su programa”, como se quejó Antonis Voulgarelis, de 30 años, un exactivista juvenil de Syriza.
“Syriza se alejó de su electorado popular. Si en el 2015 simbolizó la esperanza, la renovación de la clase política, ahora es un partido como cualquier otro”, afirmó Andreas Tsanavaris, otro exintegrante del partido.
De sus 144 escaños en el Parlamento, Syriza debería mantener entre 80 y 83, según las encuestas.
En tanto, el Movimiento de Cambio KINAL, nacido en las cenizas del Partido Socialista PASOK y que debe obtener unos 20 escaños, prometió apoyar a la derecha.
Oferta de la derecha
En un país marcado por la alternancia entre el PASOK y la Nueva Democracia, Mitsotakis -hijo de un ex primer ministro y hermano de un exministro- prometió “un crecimiento fuerte, una Grecia autónoma”.
La elección de este descendiente de una gran dinastía política marcaría el regreso de la "familiocracia" al gobierno griego, una tradición denunciada por Tsipras y que él mismo había interrumpido al acceder al poder.
"Ninguna asistencia social disminuirá", prometió el líder conservador en Skai TV, para añadir que "la respuesta a la pobreza es, ante todo, la creación de empleo".
Ifigenia Dimitriadou, una estratega de mercadeo, indicó que votará por “Nueva Democracia por segunda vez, porque es un partido político que siempre ha creído en el espíritu empresarial”.
Con Nueva Democracia en el poder, Alexis Alexopoulos, un contador público de 58 años, también espera "una mejor política económica, más atractiva para la inversión, más amigable para los negocios".
En cambio, Christos Maravlis, quien trabaja en turismo, aún no ha decidido a quién votará el domingo, pero señaló que “el voto por Nueva Democracia es un voto para castigar a Syriza por haber traicionado al pueblo griego”.