Argentina celebrará elecciones presidenciales el próximo 22 de octubre donde se definirá el ganador o un posible balotaje entre Javier Milei, (La Libertad Avanza); Patricia Bullrich, (Juntos por el Cambio) y Sergio Massa, (Unión por la Patria), según analistas políticos en una conversación con La Nación.
En las elecciones primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO) del pasado 13 de agosto, Milei sorprendió con los resultados, ya que más del 30% de los participantes votaron por él. Dos puntos porcentuales por encima de la coalición opositora Juntos por el Cambio y a unos tres de distancia de la alianza oficialista Unión por la Patria.
Santiago Sautel, politólogo y director del grupo Realpolitik, asegura que Milei ganó fuerza en las primarias porque “a través de su discurso logró atraer a la casta política (...) y embanderarse de algunas propuestas, que tienen que ver con un modelo económico que en los últimos años demostró que no sirve”.
“Vivir bajo un déficit permanente y pedirle dinero al banco central para financiarlo. Milei lo que propone es todo lo contrario, déficit cero, destruir o dinamitar el banco central, disminuir los gastos del Estado a un nivel muy profundo que ni siquiera exige el Fondo Monetario Internacional (FMI)”, añadió.
Por su parte, Maximiliano Aguiar, presidente de la Asociación Argentina de Consultores Políticos (Asacop), afirma que la población argentina votó por Milei porque representaba el voto desencantado.
“Argentina vive una crisis económica muy grande con más de 140% anual de inflación, índices de pobreza en crecimiento y con una ciudadanía que no solo evalúa de manera negativa la presentación del gobierno actual, sino que también lo que sucedió en el gobierno anterior de Juntos por el Cambio.
“En ese contexto hay una ciudadanía molesta, desencantada con la política tradicional, hay un sustrato para la aparición de una tercera figura que rompe con la coalición histórica, y que los representa”, explica el presidente.
Además, Aguiar aclara que Milei apareció muy fuerte entre jóvenes, luego entre clases medias, pero que actualmente aparece como un fenómeno transversal que expresa la molestia ciudadana con los partidos tradicionales.
“La población en lugar de expresar su inconformidad con voto blanco o no yendo a votar, han encontrado una forma de expresarlo por medio de una figura”, señala Aguiar.
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Por otro lado, la segunda vuelta o balotaje sucede cuando ningún candidato presidencial, alcanza el 45% de los votos o el 40% con una diferencia superior a los 10 puntos en las elecciones generales.