Pekín. EFE. El nuevo secretario general del Partido Comunista de China (PCC) , Xi Jinping, prometió ayer, en su primer discurso sobre política exterior, “una apertura aún mayor” de China y aseguró que el auge de este país no se producirá a costa de otros.
Xi, nombrado secretario general del PCC hace tres semanas y quien se convertirá en el jefe de Estado chino en marzo, presentó las líneas maestras de su política exterior en una reunión en el Gran Palacio del Pueblo en Pekín, con académicos y empresarios extranjeros, a la que se permitió el acceso de un reducido grupo de periodistas internacionales.
El nuevo líder chino, que reemplazará como presidente a Hu Jintao, quiso lanzar un mensaje de tranquilidad al mundo al asegurar que China está “comprometida a un desarrollo pacífico” que no se producirá “a expensas de otros” .
“Si China gana, no quiere decir que otros van a perder , aseguró el secretario general, quien insistió en que su país “no es una amenaza para el mundo”.
En su lugar, consideró que China necesita “seguir siendo modesta y estar dispuesta a aprender de otros” para seguir su desarrollo.
Más abierta. Para cumplir sus metas de desarrollo, China, aseguró, “se abrirá aún más al exterior”.
Dados los problemas actuales del mundo, incluida la “situación económica global”, ningún país puede resolverlos por sí solo.
El discurso de Xi se produce en momentos cuando se endurecen las tensiones entre China y sus vecinos en las disputas territoriales sobre archipiélagos del mar de la China oriental y en el de mar de la China meridional.
Además, también India reprocha a Pekín que en el mapa de China impreso en los nuevos pasaportes chinos se incluyan los territorios de Aksai Chin, zona que se disputan ambas naciones en el Himalaya, y el estado de Arunachal Pradesh.
La reunión de ayer es la primera que Xi celebra con expertos extranjeros desde su nombramiento, y en ella los académicos y empresarios que intervinieron le insistieron en la necesidad de reformas en educación, investigación ambiental y seguridad social.
El discurso llegó luego de que 134 premios Nobel de todo el mundo dirigieron una carta a Xi, en la que lo instaron a liberar al disidente chino Liu Xiaobo, Premio Nobel de la Paz de 2010. Xi evitó tocar el tema de derechos humanos y ni siquiera mencionó la carta.