La Paz. Reuters. Evo Morales se convirtió ayer en el primer presidente indígena de Bolivia, con la promesa de "refundar" a la nación más pobre de Suramérica tras cinco años de inestabilidad política y violentas revueltas.
El líder cocalero de 46 años, que ganó los comicios de diciembre por una abrumadora mayoría, se apresta a impulsar una reforma constitucional para darle al Estado mayor control sobre sus recursos naturales que asegura han sido "saqueados" por empresas extranjeras, sumiendo al país en la miseria.
"Estamos acá para cambiar nuestra historia. De la resistencia de 500 años a la toma del poder para 500 años, para acabar con esta injusticia, para acabar con esta desigualdad", dijo en su primer discurso como mandatario.
Vestido con una chaqueta negra con el borde adornado por un tejido de colores sobrios, pantalón oscuro y camisa blanca sin corbata, Morales recibió la banda presidencial y una medalla dorada al borde de las lágrimas y en medio de una gran ovación.
Su victoria fue calificada de histórica por líderes mundiales, dado que le permite por primera vez a Bolivia, fundada hace 180 años, ser gobernada por un integrante de la mayoría indígena.
Es, además, un nuevo eslabón en la cadena de líderes con discurso izquierdista en América Latina, quienes capitalizaron el descontento de millones de personas con las políticas de apertura económica de la década pasada, que no lograron mejorar en todos los casos las condiciones de vida.
"En Bolivia el modelo neoliberal no va", dijo Morales.
El Presidente saludó con sus brazos en alto a los legisladores del país y a la decena de presidentes y jefes de Estado que participaron durante el acto.
Fiesta. En las calles de La Paz se vivía un clima de fiesta bajo un tímido sol que reapareció tras días de lluvia. Miles de personas se acercaban a la central Plaza Murillo, para escuchar atentamente a Morales a través de pantallas instaladas en el lugar, mientras elevaban banderas bolivianas y la multicolor wiphala, que representa a los pueblos indígenas de América.
Eduardo Condore, un minero del norte del país, llegó a La Paz para ser parte de la fiesta vestido con su traje de trabajo y su casco. Mientras masticaba hojas de coca dijo: "Como nosotros, Evo es un indígena y con la ayuda de Dios creo que él puede ayudarnos".
Sin embargo, el discurso anti-imperialista de Morales, más su decisión de nacionalizar la industria del gas, ha prendido luces de alarma en momentos en que el país requiere inversiones para sacar del foso su vapuleada economía.
Bolivia vive en la pobreza pese a contar con la segunda mayor reserva de gas natural de Suramérica.