El juicio contra el depuesto presidente egipcio, el islamista Mohamed Mursi, y 14 dirigentes de los Hermanos Musulmanes, se aplazó al 4 de febrero.
La audiencia del sábado fue aplazada para dar tiempo a la creación de un panel de expertos que analice las grabaciones de video presentadas por la fiscalía como evidencia.
Se les acusa de supuestamente estar implicados en la muerte de dos manifestantes y heridas a otros 30 durante los incidentes desatados frente al Palacio Presidencial de Al Itihadiya, el 5 de diciembre de 2012.
Mursi, quien fue depuesto por un golpe de Estado el 3 de julio de 2013, fue trasladado en helicóptero desde la prisión de Burg al Arab, en el noreste de Egipto, a la Academia de la Policía, en las afueras de El Cairo, donde el Tribunal Penal de la capital egipcia llevó a cabo la tercera vista del juicio.
Ocho de los 14 acusados (el resto son juzgados en rebeldía) llegaron en vehículos blindados desde la cárcel cairota de Tora.
A la entrada del recinto policial, manifestantes partidarios del nuevo régimen zarandearon y golpearon los vehículos en que se trasladaban los abogados defensores, entre ellos el letrado islamista Selim al Awa.
Sin embargo, la sesión se desarrolló con tranquilidad y en total ausencia de seguidores islamistas, quienes acostumbran a manifestarse fuera del edificio cada vez que Mursi comparece ante los tribunales.
Junto a Mursi, que según la televisión guardó absoluto silencio dentro de una jaula de cristal, están siendo procesados el vicepresidente del Partido Libertad y Justicia (PLJ) --brazo político de la Hermandad-- Esam al Arian, y el miembro de su Ejecutiva Mohamed Beltagui.
Mursi afronta otros juicios por huir de una cárcel durante la revolución de enero de 2011, que derribó al presidente Hosni Mubarak tras 30 años en el poder, y por entregar información clasificada a países y organizaciones extranjeras como el movimiento islamista palestino Hamás, además de otro proceso por insultar a la judicatura.
La mayoría de los cargos presentados en su contra conllevan la pena de muerte.
En opinión de su abogado, Mohammed Salim el-Awah, sigue siendo el mandatario legítimo de Egipto porque no ha habido ningún decreto oficial para removerlo de su cargo.
Esto es algo en lo que ha insistido Mursi constantemente. Esto forma parte de la estrategia más amplia de la Hermandad Musulmana que pretende desafiar la autoridad del nuevo gobierno respaldado por los militares de Egipto.