Bogotá. EFE. Alrededor de 100.000 candidatos iniciaron este sábado en Colombia la campaña para las elecciones locales y regionales del próximo 25 de octubre, fecha en la que se elegirá a quienes, desde las regiones, implementarán la futura paz que el Gobierno espera firmar pronto con las FARC.
Con el cierre de las inscripciones de candidatos se da oficialmente la salida al proceso, en el que casi 34 millones de colombianos están llamados a elegir a unos 18.600 cargos entre gobernadores, alcaldes, diputados, concejales y miembros de las juntas locales.
Las personas escogidas tendrán que “implementar la paz en las regiones”, tal y como ha repetido el Gobierno del presidente Juan Manuel Santos, que espera firmar la paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en menos de un año.
Poner en práctica unos eventuales acuerdos incluye, por ejemplo, priorizar y repartir los fondos destinados al posconflicto, que pueden abarcar desde programas de reintegración de guerrilleros hasta sustitución de cultivos ilícitos.
Y todo ello en momentos de una drástica reducción de la confianza, según encuestas.
Por eso, estos comicios, que habitualmente han centrado la atención en la alcaldía de Bogotá, el segundo cargo político en el país, trasladan el interés a convulsas regiones como Catatumbo, y municipios como Tumaco, Buenaventura y Quibdó.
En lugares marcados por la violencia del conflicto armado y el narcotráfico, los votantes se juegan cómo será su paz local en función del color político que escojan para el periodo 2016-2019.
Así, la pelea política ocupará al menos tres frentes: los críticos con el proceso de paz, aglutinados en el Centro Democrático del expresidente Uribe; los que defenderán el acuerdo que salga de La Habana, procedentes del oficial Partido de la U y las fuerzas aliadas, y de izquierda, que ven en la paz la oportunidad de hacer cambios estructurales.
Es el caso de Marcha Patriótica, que se presenta cargado de optimismo a los que serán sus primeros comicios tras su creación en abril de 2012. Desde entonces, han debido luchar contra el estigma de ser señalados por supuestos vínculos con la guerrilla.
La formación considera que estas votaciones son “definitivas para que el proceso de paz logre un mayor apoyo regional”, según explicó David Flórez, de Marcha Patriótica.
Divisiones. La izquierda concurre muy fragmentada a estos comicios, en los que llama la atención la presencia de Unión Patriótica, pues estas serán sus primeras elecciones locales.
Su regreso, tras el exterminio en los años 80 de unos 4.000 líderes y seguidores de la formación, de acuerdo con cálculos de diversas fuentes, es otra prueba de que se siente que esta vez sí se va a construir la paz.
Mientras, el uribismo se presenta con unos 9.000 candidatos que llevarán a las regiones las propuestas de seguridad ciudadana en lugar del debate de la paz, que ya los “maltrató ” en las pasadas votaciones presidenciales de 2014, tal y como lo reconoció el propio Uribe.
Pese a estas intenciones, es prácticamente seguro que el discurrir de las negociaciones con la guerrilla en La Habana afectará al discurso de los candidatos, muchos de los cuales viven, además, bajo la sospecha de supuestos vínculos con narcotraficantes.