Santaigo
Isabel Allende, la hija del expresidente Salvador Allende, depuesto por el golpe militar de Augusto Pinochet, hace 43 años, anunció su candidatura a las elecciones presidenciales de Chile en el 2017.
"He explicado mi voluntad de ser candidata si así lo deciden los socialistas", dijo el sábado la hija de Allende, el mandatario que se suicidió en su oficina del palacio de la Moneda, el 11 de setiembre de 1973.
Con esta decisión, la senadora y presidenta del Partido Socialista abre la vía a las elecciones primarias ante las pretensiones del expresidente Ricardo Lagos (2000-2006) y probablemente del exsecretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA) José Miguel Insulza.
El anuncio de la popular senadora es un mensaje sobre todo a Ricardo Lagos de que no va "a correr solo y va a ser competitiva" la carrera por la nominación del candidato a los comicios de noviembre del 2017, expresó el sociólogo Alberto Mayol.
Presidenta en problemas. Hace unas semanas, el expresidente Lagos sacudió la modorra al aseverar que el país vive la "peor" crisis institucional desde el fin de la dictadura en un intento de llenar el vacío de liderazgo que ha dejado la presidenta Michelle Bachelet, cuya impopularidad no para de crecer.
Con una aceptación del 15% -frente al 80% que tenía cuando dejó su primer gobierno (2006-2010)- el descontento social y los reclamos acosan a la inquilina de la Moneda, muy debilitada personalmente por el caso de corrupción que salpica a su hijo primogénito y a su nuera por la compraventa de unos terrenos que les reportaron pingües beneficios gracias a una supuesta información privilegiada.
Llegada al gobierno con la promesa de llevar a cabo profundas reformas estructurales, Bachelet se siente acosada por los estudiantes, que exigen al Gobierno que instaure cuanto antes la gratuidad de las Universidades; por la sociedad, que reclama una reforma profunda del sistema previsional heredado de la dictadura y que condena a la pobreza a los jubilados y un oneroso sistema de salud inalcanzable para parte de la población.
Todo ello con el telón de fondo de la desaceleración económica y el desempleo creciente resultantes de la caída del precio del cobre, principal pilar del producto interno bruto (PIB) chileno.
En este contexto de incertidumbre, los inversores, descontentos con la reforma tributaria que aprobó el gobierno, prefieren esperar a que se aclare el panorama.
El politólogo Guillermo Holzmann prevé que van a ser "18 meses complicados" para el gobierno de Bachelet, ya que las reformas "van perdiendo el impacto que inicialmente tenían" y las negociaciones en el Congreso "van a ser muy difíciles" para sacar el programa legislativo adelante.
"El gobierno está inactivo por completo y no tiene capacidad operacional", dice por su parte Mayol, quien opina que ha desistido del proyecto de reformas estructurales con el que llegó a la presidencia, "golpeado" por los partidarios de que todo siga igual que en los últimos 20 años.
En este contexto, el portavoz del Gobierno, Marcelo Díaz, ha pedido al gobierno de la Nueva Mayoría -en la que se sientan desde la Democracia Cristiana hasta el Partido Comunista- que cierren filas en estos 18 meses que le quedan al gobierno.
El próximo examen para el gobierno de coalición será en noviembre con los comicios municipales.