Washington. AFP. El Ejército estadounidense estudia una variedad de “opciones” al tiempo que varios de sus buques siguen a embarcaciones iraníes sospechosas de transportar armas para los rebeldes hutíes en Yemen, dijeron autoridades ayer.
Doce barcos de guerra, incluidos el portaaviones USS Theodore Roosevelt y las naves que lo escoltan, fueron desplegados frente a las costas yemeníes “en respuesta al deterioro de la seguridad”, dijo a periodistas el portavoz del Pentágono, coronel Steven Warren.
Warren añadió que los buques de guerra estadounidenses siguen de cerca a un convoy de nueve embarcaciones iraníes en el área, pero no aclaró si las interceptarían en caso de que se acerquen a un puerto yemení. “No sabemos qué planea hacer el convoy de buques iraníes, pero los estamos observando”, declaró. “Al tener una fuerza naval estadounidense en la región, mantenemos varias opciones abiertas”, indicó.
Dijo que, hasta el momento, no hubo ninguna comunicación con los buques iraníes.
La presencia del convoy iraní “es uno de los factores” que motivó el despliegue naval estadounidense, pero no es el único.
Vías navegables. La flota estadounidense opera “en el mar Arábigo y el golfo de Adén con el claro propósito de que las vías navegables se mantengan abiertas, para garantizar que haya libertad de navegación y seguridad en esas aguas críticas”, dijo Warren.
Autoridades de defensa estadounidenses dijeron el lunes que había sospechas de que los buques iraníes transportaban armas y equipo para entregar a los rebeldes hutíes. Pero las autoridades sugirieron que era más probable que los saudíes, los egipcios o sus aliados interceptaran los buques iraníes si fuera necesario.
Este mes, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas impuso un embargo de armas sobre las fuerzas hutíes en Yemen , respaldadas por Irán.
Estados Unidos aclaró que no intervendría militarmente de forma directa contra los rebeldes chiitas, pero brindó apoyo logístico y de inteligencia, incluyendo el reabastecimiento aéreo de combustible, a la intervención liderada por los saudíes contra los rebeldes desde marzo.
Yemen se sumió en el caos desde el 2014, cuando los rebeldes tomaron la capital, Saná.
La coalición árabe, que empezó el 26 de marzo una campaña de bombardeos aéreos contra los chiitas, anunció, ayer, el fin de esta operación y el inicio de una nueva fase, que no especificó.
El portavoz de la alianza, el general Ahmed al Asiri, explicó que se ponía fin a la operación Tormenta Decisiva “en respuesta a un pedido del Gobierno yemení y de su presidente, Abd Rabo Mansur Hadi”, y aclaró que se mantendrá el bloqueo marítimo.
El comunicado del Ministerio de Defensa saudí afirmó que los bombardeos de la coalición habían logrado anular “las amenazas contra Arabia Saudí y los países vecinos”, pero advirtió de que no se descarta intervenir con el objetivo de impedir los movimientos de los rebeldes.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) emitió un último balance de 944 muertos y 3.487 heridos -entre civiles y combatientes- entre el 19 de marzo y el 17 de abril, y alertó sobre el hundimiento inminente del sistema estatal de salud y de cuidados.
Esta agencia de la ONU señaló que las cifras eran las facilitadas por los servicios sanitarios de Yemen, si bien el número real de víctimas mortales y heridos era probablemente mayor, debido a que mucha gente no tiene la posibilidad de acceder a los hospitales debido a los combates.