Damasco. (AFP). La guerra arreciaba el jueves en los alrededores de la capital siria , defendida encarnizadamente por el Ejército, mientras la secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton, se entrevistaba con su homólogo ruso, Serguei Lavrov, y el emisario internacional Lajdar Brahimi.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, dijo que el presidente sirio, Bashar al-Asad, deberá ser "llevado a la Justicia" si utiliza armas químicas, pero Siria afirmó que se trata de un "vulgar complot occidental" para justificar una intervención militar.
"No hemos tomado ninguna decisión sensacional. Pero creo que hemos coincidido en que la situación es mala y que tenemos que seguir trabajando para ver si podemos encontrar maneras creativas de controlar este problema y con un poco de suerte empezar a resolverla", declaró Brahimi a los periodistas después de la reunión con Clinton y Lavrov.
De su lado, el Reino Unido, que reconoció la oposición como "único representante" de los sirios anunció que presionaría a sus socios europeos para modificar el embargo sobre las armas impuesta por la Unión Europea a Siria , para que sea posible suministrar armas a los rebeldes.
Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), que se apoya en una amplia red de militantes y médicos civiles y militares, la artillería bombardeó el jueves los suburbios de Damasco, donde los combates oponían a soldados y rebeldes.
A comienzos de la noche, un coche bomba en el barrio alauita de Mazzé 86 en Damasco causó un muerto y varios heridos, informó la televisión estatal.
Refuerzos militares fueron enviados para recuperar Daraya, al oeste de la capital: "Las tropas avanzan poco a poco en Daraya pero el Ejército Sirio Libre (ASL) combate para impedirles avanzar en la ciudad", dijo un militante opositor de la ciudad, contactado por la AFP via Internet.
"Se apoderaron del 30% de la localidad y hay serias inquietudes en torno a lo que ocurrirá si logran tomarla completamente", agregó este militante que dijo llamarse Abu Kinan.
La agencia oficial Sana afirmó que el ejército perseguía a "los terroristas del Frente al-Nosra, que pertenece a Al-Qaida, en Daraya" y que la ciudad sería "pronto totalmente limpiada de terroristas", término con el que las autoridades denominan a los rebeldes.
En al-Safira, cerca de Alepo (norte), el Frente islamista al-Nosra se apoderó de una central eléctrica, según el OSDH. La televisión oficial anunció por su parte que los rebeldes hicieron estallar una estación de gas que alimentaba la central, causando el corte de la corriente en Alepo.
Según un balance de la OSDH, la violencia causó al menos 42 muertos, entre ellos 20 en damasco y en su periferia. Desde hace más de 20 meses, 42.000 personas, en su mayoría civiles, murieron.
Ban indicó que envió el martes una carta a Asad: "Advertí que, suceda lo que suceda, quien utilice armas químicas será llevado a la justicia, añadió.
James Miller, subsecretario estadounidense de Defensa, repitió que la eventual utilización de armas químicas era considerada como la "línea roja" por Washington, que varias veces ha amenazado con intervenir si se produce.
El viceministro sirio de Relaciones exteriores, Fayçal Moqdad, afirmó a la cadena libanesa al-Manar que todo eso "es un montaje".
"Si hay armas químicas, ellas no serán utilizadas contra nuestro pueblo (...). temo que sea un complot occidental, realizado de manera vulgar desde Washington, para justificar una intervención militar", agregó.
Clinton, Lavrov y Brahimi no tomaron "ninguna decisión sensacional" sobre Siria después de su reunión en Dublín.
"No hemos tomado ninguna decisión sensacional. Pero creo que hemos coincidido en que la situación es mala y que tenemos que seguir trabajando para ver si podemos encontrar maneras creativas de controlar este problema y con un poco de suerte empezar a resolverla", declaró Brahimi a los periodistas después de la reunión.
"Hemos hecho muchos esfuerzos para trabajar con Rusia para detener el derramamiento de sangre en Siria y poner en marcha la transmisión política", declaró por su parte Clinton a los periodistas unos minutos antes de entrar.
La secretaria de Estado norteamericana, que concluye una gira europea en Irlanda, aceptó este encuentro imprevisto cuando la comunidad internacional teme la utilización por el régimen del presidente Bashar al Asad de armas químicas contra la rebelión.