Las tradicionales fiestas de San José, que se realizan en el campo ferial de Zapote, son el punto perfecto para reunir a cientos de costarricenses, y algunos extranjeros, a disfrutar los últimos días del 2022.
El tiempo favorece bastante el paseo: durante el día se encuentra soleado y a partir de las 5 p.m el frío se hace presente; pero conforme pasan las horas, el espectáculo para grandes y pequeños hace que la tarde-noche se vuelva inolvidable.
Al entrar al campo ferial, las personas son bienvenidas con tiquetes para jugar gratis, una sola vez, un juego de habilidad. Si le gusta y quiere intentarlo una vez más deberá pagar ¢1.000.
Mientras los grupos de amigos o familiares ven el juego, Jhonny Rodriguez, encargado de este sector de entretenimiento, supervisa con atención todo lo que sucede.
Rodriguez tiene 50 años de trabajar en las fiestas de San José y contó que la actividad que más atrae a los ticos son “las argollas”. Se trata de una pirámide de botellas de vino amarradas con billetes, si la persona logra insertar una argolla en el cuello de la botella, se convierte en el dueño del licor.
“En estos tres días (25, 26 y 27 de diciembre) se han llevado como 10 cajas de vino con su respectivo billete. Son buenos los ticos para jugar”, dijo entre risas Rodriguez.
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Si desea ir a Zapote, debe probar suerte en los diferentes juegos de habilidad que ofrecen. Cualquier persona, de cualquier edad puede jugar en este local que se encuentra al inicio del campo ferial. Fotografía Albert Marín en la imagen Johnny Rodríguez, supervisor juegos de habilidad. (Albert Marín)
Algunos metros después se encuentran los chinamos de comida. Ahí las familias y amigos aprovechan para quitarse uno que otro antojo.
Ese fue el caso de Fabiola Cordero, su esposo y sobrina, quienes aprovecharon una promoción para comer antes de irse a los juegos mecánicos.
“Se nos ocurrió visitar Zapote aprovechando que están las corridas de toros y para salir de la rutina. Hay un bonito ambiente y la gente está muy relajada”, indicó Cordero.
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Los precios en las comidas van desde los ¢1.000 hasta los ¢5.000 y la variedad de alimentos y colores destacan en los diferentes puestos de comida. Foto: Albert Marín para la Nación. (Albert Marín)
Del otro lado y mientras cocinaba, Eduardo Soto contó a La Nación que ellos ofrecen toda la comida tradicional de un turno. En el menú se encuentran los famosos churros, pupusas, algodones y elotes que tienen precios desde ¢1.000 y hasta ¢5.000.
“Tengo 46 años de trabajar en turnos y he vivido de todo. Hubo tiempos donde uno amanecía aquí en Zapote. La gente puede estar tranquila, el Ministerio de Salud hace inspecciones todos los días y eso es bueno para el vendedor y para los clientes”, dijo Soto.
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Los ticos aprovechan los puestos de comida antes de seguir su recorrido por las fiestas. En la imagen Eduardo Soto, de comidas el Chaay atiende a varios clientes que se acercaron a probar su especialidad. Fotografía Albert Marín / (Albert Marín)
Los adultos, por su parte, buscan los toldos de las marcas nacionales de cerveza, eso sí, la entrada a menores de edad está prohibida, aunque la animación y la música les llama la atención.
“Los días han estado bastante movidos, a partir de las 7 p. m. se empieza a llenar, la cerveza nacional y los frescos están a ¢1.500, las bebidas internacionales a ¢2.500″, dijo Gabriel Arburola, uno de los encargados del bar.
Espectáculo al aire libre
Las risas son el sonido que más se escucha en el sector de los juegos mecánicos, tanto de las personas que hacen uso de ellos como de los que se convierten en espectadores.
Algunos se divierten viendo a las personas en atracciones como La Tagada ya que los “accidentes” menores hacen más divertida la visita al campo ferial.
Por ejemplo, Sonia Fernandez no pudo disimular la risa luego de que un grupo de jóvenes bailara en el centro de la rueda, desafiando la gravedad, pero cayéndose sin salir victoriosos.
“Estos muchachos de ahora no le tienen miedo a nada, mientras no pase nada grave se vuelve divertido”, dijo la mujer mientras se terminaba de comer unas palomitas.
El operador de las máquinas, Randall Coto, explicó que el juego solo se detiene cuando hay alguien golpeado, sino, sigue, “pues es parte de lo que lo hace atractivo”.
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La Tagada es una de las atracciones más buscadas por los ticos por los "accidentes" y el show que ofrecen las personas que se montan en el juego. Foto: Albert Marín para la Nación. (Albert Marín)
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Para los más pequeños, los caballitos y los carros chocones son los juegos de preferencia y la mayoría entre gritos de emoción y un algodón de azúcar en su mano, piden a sus padres la oportunidad para subirse en esas atracciones.
“Vinimos para que mi hijo se montara y ya. Es tradición venir a Zapote todos los años antes de irnos a la playa, aunque sea un ratito”, dijo Jenitza Freer.
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Las personas se divierten observando a los ticos que deciden subirse a uno de los juegos mecánicos. Algunos aprovechan y se comen algodones de azúcar o palomitas. Foto: Albert Marín para la Nación. (Albert Marín)
Los juegos mecánicos y los puestos de comida se mantienen abiertos hasta la 1 a.m. Las fiestas, por su parte, terminan el 8 de enero.