La pandemia marcó un proceso difícil para muchos comercios. Algunos negocios redujeron su ventas, su personal o incluso llegaron a cerrar por completo.
También se dio la situación de algunas pequeñas y medianas empresas (pymes) que iniciarían sus procesos de exportación, sin embargo, la crisis por el covid-19 se trajo abajo esa ilusión en algunos casos. Eso fue lo que le ocurrió a Helados Yolobon, una pequeña empresa costarricense que produce postres a base de fruta natural y sin azúcar añadida.
Susana Quintero, fundadora de esta pyme, conversó La Nación sobre cómo la llegada de la pandemia entorpeció esa ilusión de llevar sus productos a mercados internacionales; pero también sobre cómo es necesario mantener la calma para retomar el proceso de exportación, una ilusión que aún sigue vigente.
Quintero es venezolana, de madre tica-arubiana, y llegó a Costa Rica en febrero del 2013. Desde ese momento debatió distintas ideas para emprender, hasta que se dio cuenta de que los costarricenses son los que más helado consumen en Centroamérica.
Eso le bastó para reconocer que en el mercado nacional existía un vacío de oferta de helados naturales bajos en azúcar, por lo que consolidó la idea del negocio.
Así fue como en 2014 comenzaron con las pruebas en la casa donde vivían, para empezar a vender sus productos en la feria del agricultor en Pavas, San José, en 2015. Quintero recuerda que en esa primera experiencia llevaron 150 helados, de los cuales únicamente vendieron 10. Sin embargo, eso no los detuvo.
Volvieron a intentarlo otra vez pero en la feria del agricultor de Santa Ana, también en San José, donde más bien se quedaron cortos de mercadería, pues vendieron todos los helados, cuenta Quintero.
Mientras crecían en este tipo de actividades, paralelamente desarrollaban su proceso de formalización para llegar a cadenas de supermercados. De esta manera posicionaron sus productos en Automercado en 2016 y en Walmart en 2017.
Así, el negocio creció hasta que se acercaron a la Promotora de Comercio Exterior (Procomer), con quienes impulsarían el primer proceso de exportación a dos potenciales mercados que lograron identificar.
Exportación frustrada
El 2020 fue un año difícil para las exportaciones. Según datos de Procomer, ese año el número de empresas que exportaron por primera vez a otros países se redujo (esto si se toman empresas con envíos anuales mayores a $12.000).
Tras un proceso de más de un año de análisis de mercados, Yolobon estableció contactos para llevar sus helados a Panamá y Perú. Ambos procesos fueron entorpecidos por la pandemia.
En el caso del comprador panameño, la firma que distribuiría el producto cambió de dueño, por lo que se perdió el contacto directo y debido a la crisis sanitaria nunca se pudo recuperar.
Por otro lado, los productos ya estaban registrados para distribuirse en Perú, sin embargo, Yolobon necesitaba importar una máquina de Brasil para completar los pedidos. Dicha máquina no llegó a Costa Rica a tiempo y la empresa manufacturera cerró debido a la pandemia.
En diciembre del 2019, tres meses antes de que el covid-19 llegara al país en marzo del 2020, Yolobon había hecho inversiones para ampliar su negocio. Para mantener esas inversiones era necesario que la empresa vendiera más producto, como estaba planeado; esto con el fin de cumplir con las responsabilidades financieras adquiridas.
“No fue que vendimos menos, es que necesitábamos vender más, porque asumimos proyectos e inversiones. La situación era de llanto, de angustia. Uno volvía a ver alrededor y mucha gente estaba igual”, lamentó la fundadora de la pyme.
Por este motivo y durante la pandemia, Yolobon tuvo que desistir de su esfuerzo por exportar, mientras la empresa lograba estabilizarse económicamente para poder dar un salto a otros mercados.
La esperanza se mantiene
Tras reducir su planilla como parte de un proceso de reducción de costos, Yolobon logró estabilizar su negocio en 2022. Ahora, la empresa está enfocada en desarrollar nuevos productos y en ampliar su presencia en el territorio nacional.
“La empresa debía madurar y estabilizarse antes de entrar en un proceso de exportación nuevamente” reflexionó Quintero.
La empresaria acepta que ha encontrado un nicho en los productos saludables, por lo que su catálogo actual ha explotado nichos sin azúcar y keto.
Quintero, quien laboraba como periodista en su país, admite que conocer el proceso de exportación le permitió tomar las decisiones con calma, y no apresurarse en salir al mercado internacional.
Después de la tormenta, Susana Quintero reconoce que mantener la mente fría fue algo necesario dentro del proceso. A pesar de eso, la emprendedora también es sincera y comenta que mantiene una gran ilusión por retomar el proceso para llevar sus productos al exterior lo antes posible, adelantando que muy probablemente ocurrirá en 2024.