Anita Bruzzese, en una nota en el sitio denominado The Fast Track , comenta el libro Create Your Future: The Peter Drucker Way, de Bruce Rosenstein. Mezclo mis comentarios a los suyos.
Primero, el pensamiento hacia delante. El futuro viene de adelante y gastamos mucho tiempo mirando al pasado.
No sabemos qué traerá el futuro, pero de lo que sí podemos estar seguros es de que no traerá nada semejante al pasado. Esto hace necesario estar abierto a abrazar el cambio que inevitablemente vendrá.
Si viene un cambio y no sabemos cuál será, la mejor actitud es estar dispuesto a correr algún riesgo. Como se destaca en el libro, hay que recordar que, con frecuencia, las certezas de hoy son los absurdos de mañana. Si nuestra actitud es de riesgo cero, el futuro siempre nos resultará una mala broma.
Si queremos tener una vida más plena, para empezar deberíamos buscar la implicación futura de las circunstancias de hoy, de los éxitos y los fracasos de hoy. Desde luego, nuestras acciones presentes, grandes o pequeñas, deberían tener ese sentido de conexión con el futuro.
No nos rebelemos contra el hecho de que la carga de sorpresas que trae el mañana, es desconocida. Alguien ha dicho que el temor al futuro es la resistencia a cambiar. Escudriñemos las actitudes con las cuales miramos el futuro. Si somos pesimistas y esperamos una mayor proporción de hechos negativos, sometamos a crítica esa actitud. Lo positivo que el futuro trae, siempre es mayor que lo negativo o desagradable que se temía.
No ignoremos las tendencias. Nada se puede predecir, pero algunos cambios ya empezaron y con frecuencia no los vemos.
Pongamos atención a lo que hacen los innovadores y cómo lo hacen. Ellos no tienen información privilegiada sobre cómo será el futuro: lo están haciendo.
Esté siempre dispuesto a descontinuar, a dejar de hacer aquello para lo que ya hay señales de que perdió sentido. ¿Qué se hicieron los telegrafistas? ¿Qué se habrán hecho en el futuro próximo las compañías telefónicas?