Cabernet sauvignon, sauvignon blanc, malbec, syrah y pinot noir son algunas variedades de uvas que son la principal materia prima para la elaboración de vinos consumidos en el mundo y en Costa Rica ya se producen en pequeña escala en zona de Copey en el cantón de Dota.
A pesar que su cultivo ha sido un desafío, luego de 12 años se logró adaptar el cultivo de uvas a más de 2.000 metros sobre el nivel del mar (msnm) con temperaturas que oscilan entre 10 y 25 grados centígrados.
“Es todo un proceso que nos obligó a reconocer las cosas que estábamos haciendo mal, trajimos expertos que nos enseñaran cómo”, indica Rolando Serrano, gerente general de Copey Estate Winery.
“Lo que hemos hecho es ir adaptando a la planta de manera natural, se tuvo que cambiar variedades, arrancar una parte del viñedo, fue un reto grande”, agrega.
Carlos Loría, ingeniero agrónomo con experiencia en la fruta, confirma que en las zonas altas y frías el desarrollo de la uva es más lento.
Explica que la uva se desarrolla mejor en condiciones de mayor temperatura, si bien requiere de bajas temperaturas, no debe ser de manera constante. “Por diferencias de temperaturas entre el día y la noche la concentración de azúcares va a ser mejor en condiciones de mayor temperatura”, añade.
Loría aclara que la calidad de la fruta dependerá de lo que busca el productor y para qué será utilizada, en dependencia de su concentración de azúcar o acidez. “Para lograr un mejor nivel de alcohol se busca que la uva sea dulce”.
Existen variedades de uva para vinos y para mesa, como es el caso de las variedades Isabella y Globo para consumo como fruta, que son producidas a 800 msnm o menos, indica el especialista que también recomienda mantener ambientes controlados para evitar enfermedades, además de que es una fruta apetecida por los pájaros, razón por la que deben colocarse mallas protectoras alrededor de la plantación.
Serrano comenta que pasaron nueve años para que las plantas crecieran y después lograr la calidad para elaborar vinos de calidad. “Hace dos años hicimos el primer vino”, señala.
Este año lograrán la primera cosecha comercial, el mayor volumen es de la variedad syrah, además de pinot noir y sauvignon blanc.
Sin embargo, Serrano enfatiza que la sorpresa ha sido la adaptación de la variedad cabernet sauvignon, uno de los vinos más consumidos en el mundo, que producen en menor escala, además de malbec y grenache.
Vino producido en Copey
La empresa ya produce vino bajo la marca Copey, sin embargo no se comercializa, es utilizado en degustaciones para los visitantes del tour que realizan por el viñedo, los planes son lograr ventas una vez que aumente la producción de la fruta.
Con una fabricación de 500 botellas, Serrano dice que es una oferta corta frente a la cantidad de visitantes mensuales.
“Cuando incrementemos la producción estaríamos comercializando en el centro de visitar, porque con 150.000 botellas al año que son nuestras estimaciones, no es nada a la par de los dos millones de botellas de vino que importa Costa Rica”, señala Serrano.
Datos de la Promotora de Comercio Exterior de Costa Rica (Procomer), reflejan que 2022 fue el año con mayor volumen de importaciones de vino espumoso, vermut y demás vinos en la última década, con 3.610 toneladas, siendo España el principal proveedor con el 62,3%, seguido de Italia 17,9%; Chile con 5,44%; Francia (4,6%), Estados Unidos (3%), Alemania (1,9%) y Argentina (1,87%).
Serrano añade que la empresa se prepara para la primera vendimia (cosecha de uvas) a inicios de julio previa reservación con cupo limitado. “Primera vez que abriremos al público para que nos acompañe en la cosecha y presentarles el proceso hasta que esté en el tanque de acero inoxidable listo para empezar a convertirse en vino”, indica.
Los cálculos son cosechar 2.000 kilos de uvas variedad syrah en esta vendimia, días atrás se recolectaron 1.000 kilos de las variedades pinot noir y sauvignon blanc. “Esperamos que en un par de años producir unos 125.000 kilos por año en total”, indica Serrano.
Para el agrónomo Carlos Loría, en Costa Rica se ha comprobado que existen las condiciones para que se desarrolle la producción de uvas con buenos resultados, pero aún no se desarrolla una cultura para su cultivo . “Nosotros podríamos cosechar dos o tres veces al año”, señala frente a una sola cosecha que realizan países productores de la fruta.
Considera además que toda la uva que se importa podría producirse en el país. Datos de Procomer indican que en 2022 se importaron 6.628,7 toneladas de uvas frescas, equivalentes a $17 millones, principalmente de Perú, Chile y Estados Unidos.