
Costa Rica ha sido un “actor político relevante” durante el inicio de la Cumbre Climática de la ONU (COP25), que se inauguró el lunes y continuará hasta el próximo 12 de diciembre, en Madrid, España.
Esa es la percepción de Andrea Meza, jerarca de la Dirección de Cambio Climático (DCC) del Ministerio de Ambiente y Energía (Minae), quien participa de las negociaciones en el país ibérico.
“El presidente (Carlos Alvarado) tuvo reuniones bilaterales con el secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, hablando de los temas de la negociación y la importancia del liderazgo de Costa Rica, el secretario general tuvo poquísimas bilaterales y una fue con el presidente costarricense”, dijo la funcionaria ante una serie de consultas enviadas por La Nación.

Este trato particular también se refleja en el uso de la palabra, durante la reunión internacional.
El mandatario costarricense tuvo una intervención después del presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, en una mesa redonda, lo que según Meza, “quiere decir que tiene un protagonismo que no tiene cualquier otro país y eso sin duda marca, sale aquí en la prensa, en diversos medios y eso genera buen ambiente para inversión extranjera, sigue posicionando el país alineado a esa marca que vende Costa Rica y sigue siendo un actor en este contexto global y multilateral”, recalcó.

La titular de la DCC también se refirió a los obstáculos que tuvo el proceso de negociación de la agenda de la cumbre, así como las expectativas de Costa Rica y la participación de Estados Unidos, con una representación del gobierno de Donald Trump y otra delegación liderada por la presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi.
Aquí un extracto de las respuestas brindadas por Meza.
-¿Cuáles fueron los principales obstáculos para lograr la aprobación de la agenda?
El grupo africano quería que se hiciera un reconocimiento de lo que ellos denominan las vulnerabilidades especiales de su región, ante los efectos del cambio climático. Eso, en el fondo, tiene la implicación de que se les dé un trato de acceso preferencial a ciertos recursos.
"Latinoamérica no ve esto como un enfoque inclusivo, porque ya la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) y el Acuerdo de París se reconocía que los países menos desarrollados y las islas son los únicos que tienen estas consideraciones, porque si vamos a nuestra región -Centroamérica- es una de las más vulnerables a nivel global. Entonces, si empezamos a hacer nuevas consideraciones, el abanico se hace enorme y bajo este enfoque ese tema ha sido de especial sensibilidad frente a la región latinoamericana.
“Al final, lo que decidió la presidencia chilena fue sacarlo (de la agenda)”.
-¿Qué debe pasar para que Costa Rica considere la COP25 como un evento exitoso?
Que logremos consolidar la urgencia de cambio, el mensaje de ambición. La próxima COP tiene que ser una COP donde veamos a muchos países presentar unas mejoradas contribuciones determinadas a nivel nacional (NDC, por sus siglas en inglés), así como estrategias de largo plazo, todo alineado a la meta de 1,5 °C (temperatura promedio global del planeta) y ser emisiones netas cero para 2050.
“Ese momentum se tiene que gestar aquí y tenemos que seguir discutiendo temas como el artículo 6 (reglamentación de un mercado global de carbono), pero bajo esos parámetros de máxima ambición, evitando la doble contabilidad y logrando integridad ambiental”.
-Estados Unidos no envió una delegación de alto nivel e incluso hay otro equipo liderado por la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi (demócrata). ¿Esto dificulta sentarse a negociar con ese país?
Nosotros creemos que más bien es un mensaje positivo ver que en Estados Unidos hay fuerte representación de otros sectores políticos, a nivel subnacional (no federal) y del Congreso, que tienen la agenda del Acuerdo de París y que se la están tomando en serio.