Una vacuna que se encuentra en estudio da esperanzas para tratar el melanoma en estado avanzado. Este es el cáncer de piel más agresivo y letal, que si no se extirpa en sus estados iniciales, las células cancerosas pueden crecer hacia adentro e invadir tejidos sanos, lo cual pone en riesgo la vida.
Esta vacuna, de la empresa biotecnológica Moderna, se utiliza en conjunto con un tratamiento de la casa farmacéutica MSD llamado Keytruda.
Cuando escuchamos la palabra vacuna la primera palabra que asociamos es prevención, pero no es así en este caso. Existen las vacunas preventivas (como las que, por ejemplo, nos ponemos contra el sarampión o para evitar las complicaciones de la influenza o la covid-19), pero también existen las vacunas terapéuticas, que trabajan en quienes ya tienen la enfermedad para impedir o ralentizar al máximo posible su avance.
En esta situación, la vacuna terapéutica se probó en combinación con Keytruda, y como grupo de control, se utilizó solamente Keytruda, sin la vacuna en estudio. Si esto diera resultado, sería la esperanza para quienes desarrollan este tumor. Por ejemplo, en Costa Rica, en 2020 se presentaron 147 nuevos casos de melanoma.
“Encontramos que el grupo que recibió la combinación tenía un 44% menos riesgo de recurrencia de la enfermedad y de mortalidad en comparación con quienes recibieron nada más Keytruda”, comentó a La Nación Rolando Pajón, director científico y médico para América Latina de Moderna.
“Es la primera vez que un producto basado en ARN-m evidencia eficacia en un ensayo clínico y abre el mundo del tratamiento personalizado utilizando esta tecnología”, añadió.
Los resultados iniciales ya habían sido anunciados a la prensa en diciembre pasado, pero se presentaron en mayor amplitud en la Reunión Anual de la Asociación Estadounidense para la Investigación de Cáncer, que se celebra desde el 14 de abril en Florida.
Vacuna personalizada
La vacuna, que en este momento tiene el nombre científico de mRNA-4157 (V940), utiliza la misma tecnología de la vacuna contra la covid-19: el ARN mensajero, o ARN-m, para su elaboración, la genética tuvo un rol clave.
“En realidad, es al revés, nuestra primera unidad de producción de ARN-m fue hecha contra el cáncer. Cuando llegó covid-19 tomamos todo ese conocimiento como base para crear la vacuna”, aclaró Pajón.
Para crear esta vacuna, los investigadores tomaron muestras de tejido del tumor del paciente y también de tejido sano. Analizaron las muestras para decodificar su secuencia genética y aislar las mutaciones (cambios en los genes) que estaban asociadas directamente al cáncer y las proteínas que generaban. Con esos datos se creó la formulación.
Eso quiere decir que cada paciente tendrá su propia formulación, porque cada tumor es diferente y sus mutaciones son distintas.
“Cada persona tiene su propia vacuna. Para cada persona, el diseño de ARN-m es diferente. Porque cada tumor tiene diferentes mutaciones. Tres pacientes pueden haber sido diagnosticados con melanoma, y puede estar en el mismo nivel de avance, pero cada uno tiene sus mutaciones diferentes”, especificó Pajón.
“Con las mutaciones, generamos una vacuna que actúe sobre dicha mutación. Podemos conectar hasta 34 mutaciones distintas”, añadió.
¿Cómo funcionan juntas la vacuna y el tratamiento? De acuerdo con un comunicado de prensa, el medicamento de MSD es una inmunoterapia, es decir un fármaco que trabaja aumentando la habilidad del sistema de defensas para detectar y luchar contra las células de los tumores. Según lo visto en las primeras fases del ensayo clínico, combinar Keytruda y la vacuna puede, potencialmente, dar un beneficio aditivo y potenciar la destrucción de células tumorales al dar más armas a las células inmunitarias.
El estudio
Esta fase del ensayo clínico es la IIB, que estudia la eficacia del tratamiento. Se tomó en cuenta a 157 pacientes con melanoma en estadios III o IV (es decir, con la enfermedad ya avanzada). 107 pacientes recibieron la combinación de mRNA-4157 (V940) con Keytruda y 50 pacientes recibieron solo Keytruda.
Al final del período de seguimiento de 24 meses, la recurrencia fue en 24 pacientes del primer grupo (22,4%) y en un 20 del segundo (40%).
Las diferencias en supervivencia sin recurrencia de la enfermedad comenzaron a verse desde el primer análisis, al año del tratamiento. Luego de 12 meses, la sobrevida sin recurrencia fue de 83,4% para quienes tuvieron la vacuna, y de 77,1% para quienes no la tuvieron. A los 18 meses fue de 78,6% en el primer grupo y de 62,2% en el segundo.
Además, en un subgrupo se estudió un concepto conocido como carga mutacional del tumor (TMB, por sus siglas en inglés), que se refiere al número total de mutaciones que se encuentran en el ADN de las células cancerosas. Se vio que, tanto en quienes tienen altos niveles de mutaciones como en quienes tienen bajos niveles, la vacuna en combinación con Keytruda era más eficaz que solamente usar Keytruda.
Los efectos secundarios más comunes se vieron en el 25% de quienes recibieron la vacuna y en el 18% de quienes están en el grupo de control. Los eventos adversos más comunes de la vacuna fueron fatiga (en un 60,6% de quienes reportaron algún evento) y escalofríos (50%).
¿Para cuándo estará la vacuna?
No es tan fácil. Estos resultados son de la segunda fase de tres que debe llevar un estudio clínico. Ya hay avances, por ejemplo, la Agencia de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) y la Agencia Europea del Medicamento (EMA, por sus siglas en inglés) le dieron carácter de terapia innovadora, lo que dará más impulso a la investigación.
Se tiene previsto para este año una fase III (donde se pone a prueba la eficacia y la seguridad en una mayor cantidad de personas).
Moderna anunció que estos datos se publicarán pronto en una revista científica. Hasta el momento, los resultados todavía no han sido revisados por pares ni publicados en una revista científica.
Paul Burton, director médico de la compañía, dijo al medio británico The Guardian que espera tener esta vacuna para finales de la década.
La plataforma de ARN-m también puede servir para otro tipo de tumores, como el cáncer de pulmón de células pequeñas o de mama. A eso, confirmó Pajón, Moderna se dedicará intensivamente en 2023.
“Nuestra plataforma nos permite montar la vacuna y tenerla lista para ensayo en poco tiempo. Con melanoma se pudo en cuestión de seis semanas para cada paciente”, concluyó.