San José (Redacción). La mesa de fin de año está servida: tamales, chicharrones, pierna de cerdo, unas "birras" y, para el zarpe, un trago de guaro.
Ese tentador menú representa un golpe para el hígado cuando se cae en los excesos de estas fiestas.
Entre otras funciones, el hígado es el responsable de eliminar el alcohol y las toxinas de la sangre , un trabajo de tiempo completo cuando la agenda se satura de actividades sociales.
Los gastroenterólogos muestran su preocupación no tanto por los pacientes que atenderán durante estos días, si no por los enfermos quienes llegarán en los próximos años con un posible cáncer de hígado.
“Si bien el hecho de que uno consuma en forma importante en las fiestas navideñas no va a predisponer a cáncer de hígado, la existencia de malos hábitos constantes, en forma crónica, por muchos años, aumenta el riesgo”, alertó el gastroenterólogo Jorge Cubero del Hospital San Juan de Dios.
Las estadísticas de los países desarrollados muestran que el riesgo de desarrollar un cáncer de hígado es mayor entre los varones.
Costa Rica no escapa a dicha tendencia: los tumores malignos en el hígado son la cuarta causa de muerte por cáncer entre los varones (7 muertes por cada 100.000) y la sétima entre las mujeres (3 decesos por cada 100.000), según datos al 2008 del Ministerio de Salud .
Además de ser varón, los pacientes con cirrosis y quienes sufren hepatitis causada por los virus B y C son más propensos a desarrollar este tipo de cáncer, sobre todo, si mantienen el consumo de alcohol.
“La sinergia entre el alcoholismo y la infección por el hepatitis B agrava la enfermedad hepática y adelanta la aparición del cáncer”, alertó un equipo de médicos, en la edición de diciembre de la revista Journal of Hepatology.
“Por lo tanto, a los pacientes alcohólicos con cirrosis que están infectados por el virus de hepatitis B se les debería realizar la pesquisa del cáncer de hígado, además de alentarlos a abandonar el alcohol”, aconsejaron tras monitorear a enfermos del Hospital General de Catay de Taiwán, del 2000 al 2011.
Luego seguir a 966 pacientes con cirrosis, los médicos encontraron que quienes sufrían de cirrosis, hepatitis B y, además, consumían licor tenían más riesgo de desarrollar un cáncer de hígado.
Al respecto, el gastroenterólogo costarricense León de Mezerville recordó que deben tomarse precauciones, como evitar el consumo excesivo de alcohol y vacunarse contra la hepatitis B .
La hepatitis B se transmite por contacto con sangre, semen, flujos vaginales y otros fluidos corporales de alguien quien ya tiene esta infección.
Igual es la forma de transmisión de la hepatitis tipo C que daña el hígado, pero aún no existe una vacuna.
“Es fundamental educar a la población para que mantenga un hígado sano, se vacune contra la hepatitis y, en caso de presentar algún factor de riesgo, se practique un ultrasonido de abdomen al menos una vez al año” agregó De Mezerville, presidente de la Asociación de Especialistas en Gastroenterología y Endoscopía Digestiva de Costa Rica.
Esta asociación de gastroenterólogos costarricenses y la división Health Care de la empresa Bayer brindan un 30% de descuento para quienes requieran un ultrasonido de abdomen superior, en el Instituto Costarricense de Oncología.
El examen permite revisar si hay tumores de riesgo en el hígado, siempre y cuando, el médico determine que el paciente es un candidato para dicha prueba por su historial familiar, personal y actuales síntomas.
Los interesados en solicitar información pueden llamar al teléfono 2290-9333 o escribir al correo marianela.ledezma@bayer.com