No importa si usted vive en la costa, en el Valle Central o en la montaña, todos estos lugares tienen un punto en común: además del calor que impera, el índice de radiación ultravioleta (IUV) está “muy alto”, según el pronóstico del Instituto Meteorológico Nacional (IMN).
Este indicador determina la cantidad de radiación ultravioleta que recibe la superficie de la Tierra durante la hora de mayor iluminación solar, que generalmente es alrededor de mediodía, lo cual no quiere decir que no haya radiación a otras horas, por lo que los cuidados deben mantenerse.
El IMN indicó que este pronóstico depende de cinco factores:
- La latitud de la zona (en el caso de Costa Rica, el paralelo 10 ° al norte del Ecuador)
- El día del año
- La cantidad de ozono sobre la zona
- La elevación sobre el nivel del mar
- La cantidad de masa nubosa
Este índice se expresa con números que van de 0 a 20. Cuanto más alto esté, mayor es la probabilidad de lesiones en la piel u ojos. La categoría “muy alto” se ve en los 11 y 15; de acuerdo con el mapa del IMN, este 1. ° de abril estuvo entre 11 y 13, dependiendo de la zona del país.
“En un país del trópico como Costa Rica hay radiación todo el país durante todo el año, a diferencia de otras regiones del mundo, por eso debemos cuidarnos en todo el país”, señaló en una entrevista anterior el farmacéutico César Cárdenas, quien se ha dedicado a estudiar la protección de la piel.
LEA MÁS: ¿Cómo combatir el calor y cuidarnos de él?
¿Cómo afecta la radiación?
La luz solar tiene beneficios para la salud, como fuente principal de vitamina D. Sin embargo, cuando la exposición al sol es excesiva, sobre todo en horas cercanas a mediodía, la radiación UV tiene consecuencias perjudiciales especialmente en la piel y la vista.
En la piel, los efectos nocivos se dan a corto y mediano plazo. A corto plazo se ve enrojecimiento (eritema solar), pero también pueden darse diferentes niveles de quemaduras. A mediano plazo, destaca la mayor frecuencia de cáncer de piel y el envejecimiento prematuro, también se dan modificaciones en el ADN.
Hay dos tipos de rayos que pueden ser nocivos para el ser humano. Los UVA y los UVB. Los primeros envejecen las células de la piel y pueden dañar su ADN. También están asociados al daño de la piel a largo plazo tal como las arrugas, pero también desempeñan un papel en algunos tipos de cáncer.
Por su parte, los rayos UVB tienen un poco más de energía que los rayos UVA. Pueden dañar directamente el ADN de las células de la piel. Son los principales causantes de quemaduras de sol. Además, provocan la mayoría de los tumores de piel.
En los ojos, el problema se da porque estos tienen estructuras oculares delicadas. Una de las afecciones es la aparición prematura de cataratas, que, en casos extremos, si no son tratadas, pueden producir ceguera.
¿Qué hacer?
De acuerdo con el IMN, con un índice de 11 a 13 se recomienda evitar los exteriores en horas cercanas al mediodía. Además, al salir, se debe usar protector solar, sombrero, lentes oscuros, y de ser posible, ropa con protección contra los rayos ultravioleta.
Cuando se habla de protección contra la radiación del sol, el uso de bloqueador solar –no bronceador– es la primera. ¿Cómo escoger el ideal?
La primera aplicación debe darse entre 25 y 30 minutos antes de salir al aire libre, pero su acción no es de muy larga duración, por lo que debe aplicarse cada dos horas.
La hidratación también es fundamental para mantener nutrida la piel. El agua y bebidas con electrolitos pueden ayudar a reponer la falta de agua perdida por el contacto con el sol, las altas temperaturas y el transcurso del día.