
Reducir la cantidad de sal en productos como panes, repostería, galletas, salsas, condimentos y embutidos es uno de los compromisos adquiridos por representantes de las industrias alimentarias como parte de un programa que busca reducir las muertes por enfermedades como la hipertensión y males cardiovasculares.
La iniciativa llamada Plan Nacional de Reducción del Consumo de Sal/Sodio es liderada por el Ministerio de Salud y el Instituto Costarricense de Investigación y Enseñanza en Salud (Inciensa) e incluye otras acciones que se han tomado desde años anteriores como el Reglamento de Sodas Estudiantiles, vigente desde el 2012, y la elaboración de Guías Alimentarias para Costa Rica, cuyo fin es promover una alimentación saludable y balanceada.
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La meta de Salud desde el 2014 es reducir en un 15% la ingesta diaria promedio de sal. El acuerdo con el sector alimentario forma parte de las estrategias para alcanzar dicha meta.
El jerarca de Salud, Fernando Llorca, aseguró que precisamente la finalidad de la alianza con la industria alimentaria busca reforzar la meta de contar con una oferta de alimentos más saludables y promover mejores estilos de vida.
Por su parte, José Manuel Hernando, presidente de la Cámara Costarricense de la Industria Alimentaria (CACIA), aseguró que mediante esta colaboración público-privada la industria de alimentos y bebidas brindarán un aporte a la salud pública.
Según indicaron, en los últimos años la oferta de alimentos ha incluido productos con poca azúcar, grasas y sodio, así como alimentos fortificados o mejorados como los altos en fibra, con probióticos y con vitaminas y minerales. Además, se eliminó de la producción el uso de grasas trans.
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El Ministerio de Salud recordó que el consumo excesivo de sal está asociado directamente con el riesgo de tener presión alta, problema que sufren seis de cada 10 costarricenses adultos.