Normalmente, un paciente de insuficiencia renal crónica tiene más de 50 años de edad y ya padece alguna otra enfermedad crónica como la hipertensión.
Sin embargo, este no es el caso en Guanacaste. Desde hace diez años, en esta provincia el padecimiento tiene un perfil muy distinto, pero muy constante: hombres a partir de los 20 años, dedicados a labores agrícolas y expuestos a químicos, altas temperaturas y trabajos que exigen fuerza física.
Uno de ellos es Mainor Canales, de 40 años, quien durante años trabajó en una empresa agrícola de zacates en Montenegro de Bagaces. Él padece insuficiencia renal desde hace seis años y desde hace dos meses requiere diálisis.
“Estoy bien, aquí me tratan excelente, y ya por dicha la otra semana voy para trasplante”, dijo.
La situación es preocupante. Esta enfermedad es muy seria y puede causar la muerte. Los riñones se encargan de mantener limpios la sangre y el cuerpo, y libres de toxinas y desechos. Si los riñones fallan, pueden acumularse desechos en el organismo.
Muchas veces la enfermedad no presenta síntomas, pero se pueden dar falta de apetito, fatiga, malestar general, náuseas y pérdida de peso.
“Muchos pacientes llegan tarde, cuando deben ser sometidos a diálisis (máquina que hace las veces de riñón artificial para purificar la sangre) o a un trasplante de riñón”, explicó Manuel Cerdas, jefe de Nefrología del Hospital México, centro médico que recibe a los guanacastecos más graves.
El problema en Guanacaste va más allá. En diez años, esta provincia triplicó el promedio nacional de 38 hospitalizaciones por cada 100.000 habitantes.
Por ejemplo, la tasa de hospitalización por este mal en los guanacastecos es de 112,9 pacientes por cada 100.000 habitantes; Cartago, provincia que ocupa el segundo lugar, tiene una tasa de 43,8 hospitalizados por cada 100.000 habitantes.
Esto llevó al Hospital Enrique Baltodano de Liberia a crear un programa ambulatorio de diálisis, en el que las personas reciben este servicio en sus casas, pues las camas de hospital no daban abasto.
“Desde el 2006 hemos atendido a 172 pacientes, más de 30 han necesitado trasplante”, dijo Zeidy Herrera, directora del centro médico.
El estudio abarcará los ocho cantones más afectados por la insuficiencia renal: Cañas, Nandayure, Nicoya, Bagaces, La Cruz, Hojancha, Carrillo y Liberia.
“La mayoría de los pacientes son de Bagaces y Cañas, la incidencia en estos lugares es hasta 30 o 40 veces superior a la de otros cantones”, aseguró Cerdas.
Durante un año se investigará a 300 pacientes y a 500 controles (personas de edad similar y el mismo barrio que tengan riñones sanos).
A todos los controles se les hará un examen físico para determinar si su riñón está sano o si tiene un mal no diagnosticado.
Luego de ello, se les hará un cuestionario de más de 50 preguntas en el que se explorará su exposición a sustancias como agroquímicos, medicamentos o licor, y además se observarán sus prácticas y su tipo de labores cotidianas.
“Las diferencias entre un grupo y otro son vitales. Con base en esto sabremos las características y podremos tomar medidas”, manifestó Roy Wong, epidemiólogo a cargo del estudio.