
Las personas de zonas rurales con algún tipo de trastorno mental como depresión, esquizofrenia o trastorno bipolar sufren discriminación por parte de la sociedad y de sus propias familias.
Por su parte, los niños y los adolescentes que sufren problemas como depresión, ansiedad o algún trastorno de alimentación son rechazados en la escuela y estigmatizados por sus familiares.
Esas son las conclusiones de dos estudios realizados con pacientes de diferentes hospitales nacionales. Su primera presentación se dio en el Congreso Centroamericano de Psiquiatría realizado en el país el 15 de abril. Desde entonces, los investigadores se han dedicado a depurar los datos.
El primer estudio fue realizado por un psicólogo y una psiquiatra del Hospital Enrique Baltodano de Liberia.
Ellos conversaron con los pacientes que reciben atención psicológica o psiquiátrica en el centro médico y con distintas personas de la comunidad.
“La gente dice que estas personas son violentas, pero la verdad es que son 14 veces más violentadas que las personas sin trastornos. Las personas que tratamos nos dicen que pierden el trabajo, les cuesta conseguir un empleo, la gente les deja de hablar; todo es muy difícil para ellos”, explicó Patricia Hernández, psiquiatra del Hospital Enrique Baltodano.
Según Adriana Cortés, psicóloga de la Unidad de Niñez y Adolescencia del Hospital Calderón Guardia, los niños con algún tipo de trastorno sufren rechazo de sus familiares, compañeros de escuela y hasta de los mismos pediatras.
“Hemos tenido casos de muchachas que, porque tienen un desorden alimentario, sus amigos les dejan de hablar, y quienes quieren seguir hablándoles no pueden porque sus papás no los dejan. Es como si porque tuvieran un trastorno se lo fueran a contagiar a alguien, o como si creyesen que el muchacho ya no sirviera por tener una enfermedad”, explicó Cortés.
“En la Región Chorotega hay tres psiquiatras para velar por la salud mental de más de 325.000 personas. Los pacientes que necesitan mayor atención deben trasladarse hasta San José, y este viaje muchas veces afecta su salud mental”, manifestó Marco Vidaurre, psicólogo del Hospital Enrique Baltodano.
Cortés añadió que también es necesario adecuar servicios para las diferentes edades, especialmente los niños. En este sentido, aboga por la creación de unidades de Psiquiatría para niñez y adolescencia en centros médicos en todo el país –y no solo en el Hospital Nacional de Niños– para así llegar mejor a este sector de la población.