1. ¿Cuál es el deporte olímpico más difícil y el más “fácil”, según expertos?
Antes que nada, un breve disclaimer o descargo de responsabilidad: todos los deportes olímpicos son difíciles. Dificilísimos. Cada atleta que vemos en las Olimpiadas, gane o pierda, lleva toda su vida o gran parte de ella entrenando en esa disciplina hasta al punto en que ha adiestrado su arte en su país, y ha logrado clasificar a nivel mundial a los Juegos Olímpicos (JJ.OO.). Nadie está en Tokio 2020 por casualidad, y a ninguno o ninguna atleta se le puede restar mérito.
Habiendo dicho esto, y desde la cínica comodida del sofá desde el cual muchas personas vemos las justas olímpicas, hay deportes que lucen más demandantes que otros en el plano físico. Aunque también hay que tomar en cuenta el plano mental. Por ejemplo, en el tiro con arco se ha dicho que los atletas logran dominar la coordinación ojo-mano de forma espléndida, así como el cálculo de variables como la velocidad del viento y la dirección, y sueltan la flecha entre latidos de su pecho.
Otro deporte de precisión, que acaso requiere de menos esfuerzo físico, son los distintos tipos de tiro deportivo, con pistolas o rifles, en las distancias de 10, 25 y 50 metros. En Tokio 2020 hay varias modalidades de tiro deportivo, pero esta es justamente una disciplina que puede lucir menos “difícil” físicamente que el decatlón o heptatlón; que la carrera de ciclismo de ruta con tres montañas que dura más de seis horas; que nadar 30 piscinas para los 1.500 metros libres o 10 kilómetros para la maratón de nado; o que dominar cuatro modalidades de gimnasia artística para integrar uno de los equipos olímpicos.
¿Pero qué dicen expertos sobre el tema? Se ha escrito mucho al respecto. En todo tipo de publicaciones. Gizmodo hizo un interesante ejercicio de hacerle la pregunta a prominentes especialistas del deporte en Estados Unidos (EE.UU.), y cada uno razona sobre los argumentos para elegir una disciplina por encima del resto. Resumimos la línea de pensamiento de cada uno.
Matt Bowers, profesor de Instrucción y Manejo del Deporte en la Universidad de Texas, hace un razonamiento de descarte para encontrar el deporte más duro de Tokio 2020.
Primero remueve los deportes colectivos, suponiendo que es más difícil competir solo, porque conlleva un margen de error mucho más fino: cada error supone perder. Luego indica que el deporte más díficil debe exigir el más alto nivel de complejidad de habilidades a masterizar y de esfuerzo fisiológico. Esto último, según Bowers, elimina los deportes de precisión, la equitación, entre otros. Después elemina también los deportes donde se compite contra la naturaleza, como el kayak, el skateboarding, la natación o el ciclismo, en vez de competir directamente contra un oponente que hace esfuerzos para evitar el éxito de uno. Esto lo deja con deportes de combate y tenis de mesa. Remueve al tenis de mesa por falta de contacto directo con el oponente, y luego elige el boxeo porque la protección es mínima (a diferencia de la esgrima) y porque dura mucho: tres rounds posibles de tres minutos cada uno. Esto suele ser más que cualquiera de las artes marciales. Además, indica Bowers, un golpe en boxeo puede dejar secuelas de por vida.
Ese es un método de razonamiento sintetizado en un párrafo un poco largo. Veamos en más corto qué dijeron los demás:
Lisa Delpy Neirotti, directora de la maestría en Administración del Deporte y profesora en la George Washington University, se decanta por la gimnasia, donde hay que ser experto o experta en cuatro disciplinas diferentes: barra de equilibrio, barras paralelas, suelo y salto de potro. “El margen de error es muy delgado en gimnasia comparado con los deportes en equipo”, dice Delpy. “Se requiere concentración mental extrema, y según la modalidad se requieren diferentes habilidades según diferentes rutinas, en distintos grupos de músculos”.
Timothy Baghurst, profesor en Educación de Florida State University, y director de un programa para formar entrenadores de atletismo, considera que el decatlón (hombres) y heptatlón (mujeres) son los deportes más complicados, porque son multieventos, y requieren que los atletas “dominen sistemas fisiológicos contraintuitivos”.
Amy B. Bass, profesora de Estudios Deportivos y directora de la División de Ciencias Sociales y Comunicación en Manhattanville College, elije el water polo. “Esos equipos están jugando hockey, lacrosse y fútbol mientras mantienen la ferocidad del fútbol americano. Y nadan varias millas por juego. Yo no podría hacer todo lo que ellos hacen sobre césped. Mucho menos bajo el agua. La primera vez que lo vi me dije: ‘Esto no puede ser realmente un deporte. Pero lo es, y es genial‘”.
Por su parte, en Internet hay múltiples lugares donde uno encuentra que la NASA dijo, tras una supuesta investigación, que el tenis de mesa es el deporte más complejo de todos si lo que se busca es practicarlo al más alto nivel. No es nada sencillo encontrar una publicación auténtica de científicos de NASA refiriéndose al tema, y hay jugadores de tenis de mesa que aseguran que llevan unos 25 años leyendo o escuchando eso de la NASA, sin haber visto realmente las pruebas.
Quienes sí realizaron estudios para encontrar cuál es el deporte más difícil de todos fue un panel de ocho expertos de ESPN. Ellos estudiaron 60 deportes y los catalogaron según puntos por cuánto se le exige a los deportistas sobre las siguientes aristas:
Resistencia, fuerza, poder, velocidad, agilidad, flexibilidad, nervio o vigor, durabilidad, coordinación ojo-mano, aptitud analítica.
El más difícil de todos resultó ser el boxeo, con un puntaje de 72,4. El tenis de mesa quedó en la posición 47, aunque el último lugar es para la pesca deportiva.
Este es el top 15, de mayor a menor complejidad: boxeo, hockey sobre hielo, fútbol americano, baloncesto, lucha, artes marciales, tenis, gimnasia, béisbol/softball, fútbol, esquí alpino, water polo, rugby, lacrosse, rodeo (derribo de novillos).
Y esta es la lista de los 15 últimos deportes de la lista, ordenados de más complejo a menos complejo: esquí acuático, tenis de mesa, lanzamiento de peso, kayak, carrera a caballo, golf, porrismo, patinaje sobre ruedas, equitación, tiro con arco, curling, boliche, tiro con arma de fuego, billar, pesca.
2. El valor monetario real de las medallas olímpicas + el valor potencial
Aquí vamos a ahondar en dos aspectos: el valor intrínseco, objetivo, del metal. Y el valor subjetivo como el que se puede pagar por medalla en una subasta, tomando en cuenta aspectos históricos, meritorios, etc.
Valor intrínseco.
Según el Comité Olímpico Internacional, este es el material y el peso de cada medalla que se otorga en Tokio 2020:
Oro: hecha de plata pura (550 gramos) con 6 gramos de oro (baño de oro).
Plata: hecha de plata pura (550 gramos)
Bronce: hecha de latón rojo (450 gramos), cuya composición es 95% cobre y 5% zinc.
Estos son los precios aproximados de lo que valen en el mercado por su composición y peso:
Oro: $800
Plata: $450
Bronce: $5
Valor potencial.
Aquí hablamos de subastas. En una subasta, es casi seguro que los participantes pagarán mucho más de $800 dólares por obtener una presea de oro. Para obtenerla legítimamente hay que destacar a nivel mundial en una disciplina, y eso es invaluable. Así que tiene que venderse a un precio elevado. Aunque no siempre es el caso.
No se pagará lo mismo por una medalla que ganó un o una atleta de 18 años que está debutando en unos Juegos y que no es alguien célebre, que por la medalla dorada del récord olímpico que logró Usain Bolt en 2012 en 100 metros planos.
Pues bien, en 2013 se subastó una de las cuatro medallas de oro que ganó Jesse Owens en los Juegos Olímpicos de Berlin de 1936, en la Alemania Nazi. Es una pieza de historia, y se vendió por $1,46 millones.
Todo depende de la narrativa tras la medalla. Una presea de plata de 1900 se vendió por $1.283. Y una de bronce de 1956 se subastó en $3.750, según registra el New York Times. Es posible que en varios años sepamos de subastas con medallas de 2020. Quizás de deportes que hicieron su debut en estos Juegos, como el skateboarding.
3: Premios por ganar medallas en las Olimpiadas
Algunos países como Costa Rica no dan dinero alguno a sus atletas por competir en las Olimpiadas, ni tampoco tienen premios establecidos por si ganan alguna medalla de bronce, plata u oro.
O sea que si Brisa Hennessy o Kenneth Tencio hubiesen conquistado la medalla de bronce, no habrían recibido premio monetario por parte de su país.
En Estados Unidos, por el bronce se le paga $15.000 al deportista que lo obtiene. Si tiene medalla de plata, el premio es de $22.500. Y si se lleva el oro, recibe $37.500.
Comparado con Costa Rica, son sumas altísimas, pero no comparado con Singapur, esa metrópolis-estado; principal puerto del mundo, que otorga $737,000, $369,000 y $184,000 por medallas de oro, plata y bronce; respectivamente.
Claro, Estados Unidos envía a 600 atletas y tras poco más de una semana de comenzados los Juegos (corte al 5 de agosto), ya suma 91 medallas, entre las cuales 29 son de oro.
Singapur, en cambio, solo ganó una medalla de oro en Río 2016, y lucha por repetir esa hazaña en 2020, con pocos atletas que logran clasificar a finales.
Desde luego, los premios dependen de coyunturas como cuán desarrollados están los países y sus infraestructuras deportivas, pero también cuánto interés le ponen a estos eventos tan populares.
Estos son algunos ejemplos de premios que otorgan naciones a sus representantes en las Olimpiadas:
Premios por países por medallas para atletas que logran podio en Tokio 2020
Todas las cifras en dólares estadounidenses ($US) y redondeadas
País | Oro | Plata | Bronce |
---|---|---|---|
Singapur | 737.000 | 369.000 | 184.000 |
Kazajistán | 250.000 | 150.000 | 75.000 |
Malasia | 236.000 | 71.000 | 24.000 |
Italia | 213.000 | 107.000 | 71.000 |
Filiipinas | 200.000 | 99.000 | 40.000 |
Hungría | 168.000 | 126.000 | 96.000 |
Brasil | 49.000 | 29.000 | 20.000 |
Japón | 45.000 | 18.000 | 9.000 |
Estados Unidos | 37.500 | 22.500 | 15.000 |
Sudáfrica | 37.000 | 19.000 | 7.000 |
Fuente: Comités Olímpicos Nacionales, CNBC.
4. Cuando Tarzán brilló en los Juegos
Johnny Weissmuller fue un destacado actor de Hollywood, que se hizo famoso por interpretar a Tarzán en 12 filmes, en los cuales se originó el icónico grito del personaje que ha perdurado hasta hoy.
La primera película de Weissmuller fue Glorifying the American Girl, una cinta de cine-mudo del año 1929. En este filme su rol fue cortísimo y más que secundario. Su última cinta fue Won Ton Ton: The Dog Who Saved Hollywood, en el año 1976. Pero antes de ser una figura de la industria cinematográfica, Weissmuller fue atleta olímpico. Y no solamente participó, sino que ganó 5 medallas de oro. Todas en natación, estilo libre. Este es su palmarés olímpico dorado:
Juegos de París 1924: 100 m estilo libre
Juegos de París 1924: 400 m estilo libre
Juegos de París 1924: 4 x 200 m (relevos) estilo libre
Juegos de Ámsterdam 1928: 100 m estilo libre
Juegos de Ámsterdam 1928: 4 x 200 m (relevos) estilo libre
En París 1924 también ganó medalla de bronce en waterpolo, con su equipo de Estados Unidos. Por entonces, el muchacho medía 1 metro 90 y pesaba 86 kilogramos.
El Comité Olímpico Internacional (COI) le rinde un bonito homenaje casi un siglo después de sus proezas en este video con imágenes de la época:
5. ¿Por qué el ajedrez no es un deporte olímpico?
La Federación Internacional de Ajedrez (FIDE, por sus siglas en francés) ha intentado en varias ocasiones de que el ajedrez sea incluido como deporte olímpico, pero no lo ha logrado. Para algunas personas —para muchas personas—, el ajedrez ni siquiera es un deporte. Pero en los Juegos Olímpicos hay competencias como tiro deportivo, como vimos anteriormente, que es también muy mental. Más mental que de esfuerzo físico.
Mucho tiene que ver con la definición que el COI hace de qué es un deporte. Según sitios especializados en ajedrez, el Comité ha rehusado llamar este juego como deporte.
En la RAE, esta es la definición de deporte: Actividad física, ejercida como juego o competición, cuya práctica supone entrenamiento y sujeción a normas.
En el diccionario de Cambridge, es esta: Un juego, competición o actividad que necesita esfuerzos físicos y habilidades para ser practicado de acuerdo con reglas, ya sea por pasatiempo, para disfrutar y/o como trabajo.
La clave puede estar en “esfuerzo físico” en vez del esfuerzo mental que supone un juego como el ajedrez o el póker, por ejemplo.
Pero tampoco es como que el ajedrez es la única competencia deportiva que falta en los Olímpicos. En los JJ.OO. hay únicamente 46 deportes. Muchas otras actividades están fuera, como los deportes de motor en las Olimpiadas de verano.
Otra razón por la cual el ajedrez no está en los Juegos es porque, aunque sí es popular y muy jugado en el mundo —y bastante más popular ahora gracias a la serie de Netflix The Queen’s Gambit—, no es una competición fácil de televisar. Al contrario. A priori, se cree que sería muy complicado que millones de televidentes se reúnan por horas a ver cómo dos personas mueven fichas sobre un tablero. Además, no podría haber demasiado público para no distraer a los competidores.
Es todo un tema. Pero aunque el ajedrez no está en los Juegos Olímpicos, la FIDE sí organiza Olimpiadas de Ajedrez cada 2 años con equipos que representan países. Y también hay mundiales de ajedrez individuales, y toda clase de competiciones internacionales. Actualmente, el campéon del mundo es el noruego Magnus Carlsen, de 30 años.